La experiencia de subir al volcán Paricutín es muy singular; un ascenso por ceniza, piedra volcánica y algo de vegetación se logra en 30 minutos con descansos; el “premio” es llegar al cráter y mirar un paisaje único; entre bosque, lava, aguacates y pequeños pueblos.
El viento es frío en la cima; y en el cumpleaños 80 de su nacimiento; pocas personas lo visitaron. “Vino mucha gente el fin de semana y en los pueblos cercanos hay fiesta, pero hoy casi nadie”: comentó Celia, quien vende agua, refrescos y cerveza en “la entrada” a volcán.
Las fiestas de celebración se concentraron en las comunidades en los que su historia se vio marcada por el nacimiento y erupción del Paricutín.