Sabemos que cuando estamos en una relación de pareja los primeros años no necesitamos de mucho estímulo para tener relaciones íntimas pues cualquier lugar es bueno para dar rienda suelta a nuestra imaginación.
La hormona del amor está a todo lo que da y estamos eufóricas para mantenernos en forma y tener ganas de tener relaciones íntimas a cualquier hora del día o de la noche, pero conforme pasa el tiempo y los niveles de oxitocina regresan a su nivel normal, la rutina diaria que tenemos llega a hacerse aburrida y poco entusiasta.
Con este ajetreo diario nos olvidamos que para despertar el deseo tenemos que alimentarlo y nutrirlo, pues aunque en una relación de pareja no es lo único que la alimenta sí juega un papel muy importante en ella.
Así que si quieres hacer hacer cosas diferentes y que tu pareja se quede con una muy buena impresión de ti, ya sea que tienen algún tiempo juntos o si están iniciando la relación te servirá para que lo dejes todavía más prendido de lo que lo tienes.
Aquí algunas posiciones que deberías practicar si en verdad quieres impresionarlo:
El balero. Te recuestas boca arriba, mientras él se arrodilla frente a ti, arrodillado, haz que jale tus tobillos hacia él hasta que te tenga al alcance de su miembro viril y por supuesto que para la penetración tendrá que jalarte hasta que separes tu espalda de la cama.
Él penetrara desde abajo, en ángulo tal que te estimulará tu punto G y además tendrá la vista con la que tanto ha soñado. Te ve el cuerpo entero y los gestos que haces cuando estás llegando al clímax, eso lo estimula todavía más.
La vaquerita invertida. Que él se recueste en la cama y tú te sentarás sobre él justo en el punto que quieres, pero de manera que le des la espalda. Para él ver tu espalda y tu trasero mientras te penetra es muy excitante y tu la ventaja que tienes es que tienes el control para la profundidad y movimiento.
Si quieres puedes variar esta posición y él se debe recostar en la orilla de la cama con los pies colgando, y tú pon tus pies debajo de sus glúteos para una mayor penetración y además te sirve para espuelearlo.
La silla mecedora. Que él se recueste en la cama, después tú con las rodillas dobladas y los dedos del pie apenas rozando la cama móntalo y muévete de atrás hacia adelante como cuando te meces en la silla e inclínate hacia atrás. Los dos se sentirán muy bien y muy excitados pues la cabeza de su miembro y la primera parte de tu vagina contienen las terminales nerviosas más sensibles.
Una variación es que él se siente con las piernas cruzadas y apoye las manos atrás. Te sientas frente a él, le abrazas los costados con los muslos. Si él te quiere acariciar puede apoyar la espalda contra la pared para tener más equilibrio y tener las manos libres.
El candado. Arriba de un mueble alto, que le llegue a él a la altura de su miembro, te sientas en el borde y te apoyas con los brazos atrás. Que él se coloque frente a ti y aprisionas su cadera entre tus piernas. En esta posición pueden verse cara a cara. Mientras él inicia los movimientos hacia delante y atrás tú diriges la dirección.