Iván Dementievski / Fuente: Rusia Hoy
El lago de alta montaña Dzhulukul (a una altura de unos 2.150 metros sobre el nivel del mar) se encuentra en el corazón del Parque Natural del macizo de Altái. El pequeño valle en el que se halla el lago, llamado la Cuenca del Zhulukul, es un lugar verdaderamente único, un ‘laboratorio natural’, que con sólo observarlo muestra la historia de la glaciación de las montañas de Altái.
Llegar hasta allí no es tarea fácil. El lugar se encuentra a varias decenas de kilómetros de los límites del parque natural, y dentro de este no se puede utilizar el coche. Además, hay que solicitar un permiso especial para entrar. Existe un método más sencillo (pero mucho más caro) de llegar al lago: el helicóptero.
En julio, cuando el clima soleado llega a Altái, los cerros y valles se cubren de una multitud de colores en las alturas, a solo una hora de vuelo de la base del Ministerio de Emergencias reina el más absoluto invierno. Únicamente los arroyos, que fluyen repletos de agua, demuestran que allí también da comienzo el breve verano.
El clima en esta zona es muy impredecible. Si brilla el sol puedes quemarte en sólo media hora, y si una nube se dirige hacia ti desde las montañas vecinas, puedes verte rápidamente envuelto en una tormenta de nieve y granizo. De noche la temperatura cae por debajo de los cero grados, y por la mañana todos los arroyos llevan un escaso caudal de agua y algunos incluso están congelados.
El Dzhulukul no es un lago normal, en él nadan especies poco comunes de peces que no sólo atraen a los pescadores y cazadores, sino también a las aves locales. Si el verano comienza lo bastante temprano y los hielos se derriten a principios de julio, a estas zonas acuden verdaderas colonias de pájaros. Pero no todos los años celebran las aves estas fiestas: este año el invierno se ha alargado y muchas aves han volado a otras regiones en busca de sustento. Los biólogos locales cuentan que la temperatura del lago ha sido tan baja que los peces no han salido a los ríos para desovar.
La meseta Chulyshmanskoye, en la que está situado el lago, es un gigante mirador desde el que se abre una increíble vista de las montañas de Altái. Los profundos valles de los ríos forman majestuosos cañones con abruptos muros de cerca de un kilómetro de altura. Los lugares para hacer excursiones situados a lo largo del río Chalyshman atraen a turistas de toda Rusia.
Hay que ir con cuidado, ya que el lago está protegido por ley y el hombre aquí es un raro huésped, las aves se sienten como en casa y de vez en cuando puedes encontrar bajo tus pies un nido con varios huevos, la futura descendencia de una madre desdichada.
Cada verano, el personal del parque natural lleva a cabo una ruta de control de los alrededores y entre sus tareas figura el control y seguimiento de las aves y una prueba de pesca. Su segunda misión principal es la protección del medio ambiente contra la entrada no autorizada y la pesca furtiva. Los inspectores hacen guardia todo el verano, incluso acampan un par de días en distintos lugares alrededor del lago y las montañas colindantes. A principios de verano esto se hace especialmente difícil, ya que todo el valle está lleno de turbulentos arroyos imposibles de cruzar y sobre el terreno ondulado se van alternando campos de nieve y pantanos.
Cerca de Dhulukul existen cientos de lagos más pequeños con orillas llenas de lodo y cubiertas de juntos. Alrededor del lago se extiende la tundra-estepa, un paisaje antiguo que en algún momento del pasado fue común a todo el territorio de Siberia.