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Muere el artista oaxaqueño Francisco Toledo

Este jueves murió el artista plástico juchiteco Francisco Toledo, quien es considerado uno de los mayores artistas de Oaxaca y México.

Medios locales reportan que el también pintor falleció en su casa, a la edad de 79 años. Natalia Toledo, su hija, fue quien confirmó el deceso.

Además de su obra plástica, Toledo fue conocido por su labor altruista y compromiso social; su obra también denunció de la deforestación y la destrucción de la naturaleza.

Su formación

El artista mexicano, a los 11 años vivía en Oaxaca, donde cursó la secundaria y estudió grabado con Arturo García Bustos y Rina Lazo; a los 17 viajó a la Ciudad de México, pero el periodo de inscripciones en las escuelas de San Carlos y la Esmeralda habían cerrado, quedándole la opción de ingresar a la Escuela de Diseños y Artesanías, donde los pintores Castelar, Dosamantes y Silva Santamaría serían más que sus maestros.

Toledo se asumió pintor desde sus muy tempranos inicios, pero le interesaba dominar técnicas de grabado sobre linóleo, madera y metal, y de relieve como la litografía, que además de multiplicar la imagen, implicaran tal rigor, que sólo su total dominio permitiera el lujo de introducir el azar como una voluntad propia de la forma.

En 1960, con 20 años de edad, el artista viajó a París para ingresar al taller de S.W Hayter. Allá conoció a Rufino Tamayo y Octavio Paz. Estableció estrecho contacto con los talleres de grabado Murlot y Bramsen & Clot. Permaneció ahí cinco años en los cuales frecuentó galerías y museos y diversificó su cultura plástica. Después viajó a Nueva York para exponer obra gráfica realizada en el taller de Kahlil. Luego en México, trabajó en el taller de Mario Reyes.

A su regreso a nuestro país afirmó su necesidad de vincularse más orgánicamente a su primera cultura en viajes frecuentes a Juchitán y Oaxaca. Regresó con una técnica pictórica depurada que no dejaría de enriquecer, así como con la influencia de ideas plásticas de artistas de distintas escuelas europeas, como Alberto Durero, Paul Klee o Marc Chagall.

El oaxaqueño recuperó técnicas antiguas e investigó otras nuevas, tanto en la pintura como en la escultura y la cerámica. Diseñó tapices que realiza con los artesanos de Teotitlán del Valle.

Su trabajo fue cada vez más reconocido y valorado. Realizó exposiciones en  galerías y museos, como la retrospectiva de 1980 en el Museo de Arte Moderno que reunió cerca de 500 piezas.

De Francisco Toledo se han observado dibujos y tintas reunidos en los Cuadernos del insomneCuadernos de la mierda y Cuadernos de los insectos; los (anti) homenajes a Benito Juárez en collage y mixtas sobre fósil; su manual de  zoología fantástica en acuarela y gráfica; su insectario en tinta y acuarela; sus platos, vasijas y murales en cerámica, dando vida a cangrejos y tortugas; sus series gráficas sobre la muerte; autorretratos en fotografía, óleo al temple y xilografía; las bicicletas, máquinas de coser y escenas de lucha libre transportados al óleo sobre papel; los mapas y planos juchitecos en papel amate, papiro y acuarela; los animales hechos en caparazones de tortuga, hojas de coco, pistaches, huevos de avestruz y cera.

5 septiembre, 2019
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