Washington en alerta: la derrota de Noboa frena el plan de bases militares y sacude la agenda de EE.UU.

La contundente negativa del electorado ecuatoriano a permitir la presencia ampliada de fuerzas militares extranjeras no solo frena la apuesta del presidente Daniel Noboa, sino que complica la estrategia geopolítica que Washington buscaba consolidar en Sudamérica.

El revés ha dejado dos actores especialmente afectados en EE.UU.: la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, y el ecosistema de empresas de seguridad privada asociado a Blackwater, que veía en la crisis de violencia de Ecuador una puerta de entrada para expandir operaciones en la región.

Un mensaje directo al Pentágono

El domingo, las urnas marcaron un límite: Ecuador no está dispuesto a ceder soberanía militar pese al aumento del narcotráfico y la inseguridad. La reforma impulsada por Noboa habría permitido operaciones conjuntas, uso de puertos y aeropuertos e incluso un despliegue semipermanente de tropas estadounidenses, un retroceso respecto a la prohibición constitucional aprobada en 2008.

Washington confiaba en que Noboa —alineado con la agenda de la Casa Blanca— consolidaría ese giro. Su victoria hace siete meses fue interpretada como la derrota definitiva del bloque que rechaza el retorno de bases militares. El error de cálculo obliga ahora a redefinir la jugada.

Noem, sin carta de presentación

La reciente visita de Kristi Noem a instalaciones estratégicas en Manta y Salinas buscaba apuntalar el proyecto de “seguridad integrada”, que en la práctica significaba una ampliación de la presencia operativa estadounidense. A cambio, Washington ofrecía financiamiento, equipamiento y un modelo de cooperación que la oposición ecuatoriana calificaba como una cesión de soberanía.

Con el rechazo mayoritario del referéndum, Noboa pierde el soporte interno para sostener ese esquema y EE.UU. pierde el laboratorio hemisférico con el que esperaba justificar una política de seguridad más agresiva en la región.

Blackwater y el negocio frustrado

Otro actor que queda descolocado es la red de empresas privadas vinculadas a Blackwater. Noboa había anunciado una alianza con su fundador, Erik Prince, para combatir al narcotráfico y reforzar la seguridad marítima. Prince incluso participó en operativos mediáticos en Guayaquil para evaluar puertos e infraestructura crítica.

El marco jurídico que buscaba modificar el Gobierno habría facilitado la entrada de estas compañías como “apoyo técnico” en labores de inteligencia y vigilancia costera. Con la reforma derrotada, su margen operativo queda en duda.

La Constitución vuelve a imponerse

El artículo 5 de la Carta Magna ecuatoriana es tajante: se prohíbe el establecimiento de bases militares extranjeras y la entrega de instalaciones nacionales a fuerzas armadas externas. Para el analista Juan Paz y Miño, el voto fue un recordatorio de que los acuerdos en materia de defensa deben respetar la soberanía y la Constitución.

El país dijo no

Más del 60 % de los votantes rechazaron la propuesta de Noboa. El ‘no’ también se impuso en las otras preguntas: eliminación del financiamiento público a partidos, reducción del número de legisladores y convocatoria a una Asamblea Constituyente.

Noboa afirmó que respetará la decisión, pero aseguró que su compromiso “se fortalece”, dejando abierta la posibilidad de insistir en su agenda por otras vías. Rafael Correa, por su parte, celebró que la Constitución de 2008 haya sido “ratificada” 17 años después de su aprobación.

17 noviembre, 2025

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