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Eva Castañeda una vida de lucha contra las injusticias

Morelia, Michoacán. “Efrén y yo nos fuimos como representantes de la UCEZ, 15 kilómetros antes de llegar nos quedamos parados porque los autobuses se atascaron. La instrucción que dieron fue que nadie se bajara. En eso llego Marcos, se subió a saludar de mano a todos los que estábamos en los camiones. Yo estaba medio dormida, por lo que no me di cuenta. Pero eso sí, cuando llegamos a la Convención, me dijo: (Marcos) ‘quiero reclamarte ¿porque no me saludaste bien?’, yo muy apena le dije, sabes, estaba medio adormilada. Ya no más lo abrace”.

Así es como recordó, en una entrevista realizada en el mes de febrero de este año, Eva Castañeda Cortés, mejor conocida por el movimiento social como “Doña Evita”, la llegada de la comisión de la UCEZ a la Convención Nacional Democracia, convocada por el EZLN en 1994.

Para ese año Doña Evita y Efrén Capiz, su compañero y esposo, ya eran un referente nacional de la lucha campesina, indígena y agrarista, ambos coordinaban una de las organizaciones independientes más importantes en el país: La Unión de Comunero Emiliano Zapata (UCEZ).

Doña Evita nació en 1929, en la comunidad indígena de Santiago Undameo, huérfana de padre y obligada a trabajar desde los 14 años en el servicio de limpieza de un Colegio Católico, en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco, aprendió desde temprana edad las injusticias que se cometen, como ella lo decía, “con los que menos tienen y más necesitan”

Con el esfuerzo y trabajo, en 1949 y 1959, estudió Comercio, lo que le permitiría trabajar como secretaria por más de 30 años. De 1965 a 1967, Evita fue estudiante del bachillerato de Derecho y Filosofía en el Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo. En esa época, participó en el movimiento estudiantil de 1966, que exigía la destitución del entonces gobernador Agustín Arriaga Rivera.

Su participación en el movimiento estudiantil, le costó el encarcelamiento, al igual que a su esposo, Efrén Capiz, el poeta Ramón Martínez Ocaranza y Ofelia Cervantes Villalon.

Con el periodo arriaguista, Doña Evita no solo sufrió el encierro ilegal de Efrén Capiz, también el asesinato político de su hijo, Rafael Capiz en 1973, pese a ello su convicción e ideales nunca desaparecieron.

Doña Evita se graduó como abogada a la edad de 50 años, como ella lo declaro a la periodista Gloria Muños, “por puro orgullo”, pero además para asesorar jurídicamente a todos los que eran víctimas de las injusticias: comuneras, comuneros, estudiantes, maestros, comerciantes pobres e integrantes de colonias populares.

El 7 de Octubre de 1979 en la Comunidad Indígena de Tingambato, Michoacán, Evita y Efren, le dan el nombre de Unión de Comunero Emiliano Zapata (UCEZ) al gran movimiento que campesino que coordinaban, pues como ella lo señala, los orígenes de la organización se remiten a los tiempos de escuela de Efrén Capiz, cuando docenas de comuneros lo visitaban para que los asesorada ayudara a realizar trámites en la ciudad de Morelia.

La fundación de la UCEZ marcaría un parteaguas en la lucha campesina de Michoacán y el País, puesto que llego a representar a más 150 comunidades en los juicios por la restitución de las tierras, ilegalmente despojadas por caciques.

Al igual que en 1994, cuando atendieron el llamado a la Convención Nacional Democrática, en el 2006, la UCEZ, ya con Doña Evita como coordinadora principal tras la muerte de Efrén Capiz un año antes, participó de forma activa en la “Otra Campaña”, convocada por la Sexta Declaración de la Selva Lacandona.

Con la adhesión a la “Otra Campaña”, Doña Evita impulsó la formación del Caracol de Fuego Azul del Lago de Zirahuen, en donde pretendía poner marcha en Michoacán la experiencia de autogobierno de las realizadas por las comunidades zapatistas en Chiapas.

En julio de 2016, Doña Evita fue condecorada con la Presea Amalia Solórzano Bravo, tras más de seis décadas de lucha por la justicia social y la tierra. En su memorable discurso, con una breve pero clara remembranza a la Revolución Mexicana, la licenciada sintetizaría las ideas que marcarían su lucha y vida.

“En aquel entonces, el anhelo del pueblo era hacer de México un país soberano, independiente, con justicia e igualdad, donde la educación fuera laica, gratuita y de calidad para todas y todos sin distinción, ya que un pueblo sin educación jamás tendrá un futuro digno y libre. Estos mismos anhelos están vigentes, muchos de ellos no han sido cumplidos y muchos están en un franco retroceso. En cambio, prevalece la injusticia, la impunidad y la indiferencia, motivo por el cual la lucha por su defensa debe continuar sin tregua y desde esta tribuna exigimos a quienes son titulares de ese cometido, que cumplan plenamente, ya que de lo contrario se verán cercados por el pueblo, que unido y organizado reclamará el cumplimiento de lo prometido y no realizado”.

Tras su muerte, el pasado 24 de Junio, a la edad de 87 años, Doña Evita será recordada como una mujer incansable y consecuente, una mujer que ni la cárcel, el asesinato y la represión del Estado pudieron doblegar; una mujer, que tras la traición de los ideales de la Revolución por los gobiernos emanados de ella, asumió con valentía histórica el deber de luchar por la tierra y libertad. Hoy el pueblo te despide como se despiden a las grandes: ¡Hasta la victoria siempre, Doña Evita!

26 junio, 2017
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