Morelia, Michoacán. La ausencia de memoria histórica de los gobernantes así como su falta de apego a las imágenes ha propiciado la depredación y destrucción de inmuebles y espacios públicos ligados a la identidad nacional, estableció el historiador Alejandro Jiménez León de la Universidad Nacional Autónoma de México.
En su ponencia, La Ciudad de México desde Casimiro Castro hasta el sismo de 1985, expuesta en el Congreso Miradas Convergentes Sobre la Ciudad, el especialista expuso a través de imágenes y fotografías, como el discurso del poder ha prevalecido sobre la lectura histórica representada por plazas, monumentos y edificios.
Casimiro Castro, cabe señalar, fue un litógrafo y pintor mexicano, que basó su obra en la descripción de una ciudad naciente, la Ciudad de México, bajo el contexto de sus áreas naturales y se le considero como un cronista gráfico del siglo XIX.
Citó que del edificio que albergaba la Real Universidad Pontificia de México, sólo queda una piedra. La universidad, creada por los jesuitas como una orden religiosa no fanática y abierta al conocimiento, fue cerrada por Benito Juárez y demolida, sin importar que fuera en principio la sede de la escultura de la diosa Coatlicue, luego que fuera desenterrada, al igual que fue donde se ubicó la escultura ecuestre de Carlos V.
Otro caso señalado fue el del hospital de San Andrés, que dijo es una muestra de cómo a Porfirio Díaz no se le puede considerar plenamente un dictador, “ya que a un dictador no se le ocurre atender las enfermedades mentales”, que fue el origen de la creación de este nosocomio. Este presidente, señaló, fue quien también creó la Sala de Monolitos en el Museo Nacional, a donde se trasladó entre otras piezas, el calendario azteca.
Otro dato, el Palacio Nacional sólo contaba con tres accesos en sus áreas laterales, siendo el presidente Mariano Arista quien mandó construir la que hoy es el acceso principal del monumental edificio, por lo que se le llama “Puerta Mariana”.
El Hotel Real de Naturales, señaló, se encontraba en lo que hoy es la estación del Metro San Juan de Letrán, al igual que ya no existe la estatua a Morelos que ordenó el emperador Maximiliano para que se ubicara en 1865 en la colonia La Bolsa, que hoy se llama Morelos pero que todos identificamos como Tepito.
Sin dejar de citar al Zócalo capitalino de la Ciudad de México como epicentro de la ciudad y cuyo trazo, dijo, obedece a la simbología de los masones, al crear espacios jardinados en forma de triángulo, en la década de los 50 en el siglo pasado ya estaba completamente transformado, sin vestigio alguno de lo que planearon sus constructores.
Jiménez destacó con imágenes de la película Ustedes los ricos, de 1948, el Hotel Regis y un reloj ubicado en la contraesquina del mismo, cuya hora quedó estática para marcar la hora de la tragedia en 1985 con el sismo: las 07:20 horas. Otras cintas como las protagonizadas por Mario Moreno Cantinflas y Tin Tan (“Mátenme porque me muero”), ilustran a la perfección los entornos de una ciudad que hoy ya no existe, con la pérdida irreparable de edificios y monumentos, de los que en algunos casos, ya ni siquiera se conservan las placas que dan cuenta de ciertos descubrimientos.