Puente Ajuno, Pátzcuaro. No sólo el aguacate, también el durazno, las berries y otros productos han ocasionado tala de bosques, incendios forestales, cambio de uso de suelo, retención y alteración del flujo natural del agua, reducción del hábitat de la fauna silvestre y otros delitos que son perseguidos por las instituciones de gobierno en Michoacán.
Por eso hoy, personal de las que integran la Mesa de Seguridad Ambiental, atendieron una denuncia ciudadana con la que se demandaba atención a un ecocido masivo que está ocurriendo en los linderos conformados por los municipios de Salvador Escalante, Pátzcuaro y Tingambato, donde la destrucción de los bosques es notable por todos los ciudadanos que transitan por esta región.
Atendiendo a esta denuncia, y como un acto de responsabilidad pública, las instituciones como la Semarnacc, Cofom, ProAm, SSP, PGJE y otras del fuero federal, acordaron atender todas las denuncias de cambio de uso de suelo, sin que se satanice la actividad agrícola ni un producto en particular.
En esta ocasión se desmantelaron tres parcelas donde recientemente instalaron durazno, y que a juzgar por los toconoes de los árboles y por fotografías satelitales del 2015 y 2016, en este sitio se destruyeron e incendiaron 8 hectáreas de pino para colocar allí el fruto.
Cuando se devasta un bosque para instalar un sistema agrícola nuevo, además de los delitos arriba mencionados, se produce una contaminación del suelo, el agua y el aire, sobre todo por el consecuente uso de pesticidas y agrofertilizantes que se impreganan en el suelo y las corrientes de agua, a la postre esto también daña la salud de las personas que viven cerca de esos sitios.
La calidad del aire también comienza a degradarse, porque al eliminarse la cubierta vegetal, se pierde la capacidad de captura de dióxido de carbono, que utilizan las plantas en su fotsítnesis para limpiar el aire y generar oxígeno.
El aire también aumenta de temperatura y las corrientes de viento son más veloces al no encontrar barreras rompeviento como las que existen de manera natural en un bosque, este fenómeno, de acuerdo al investigador de la Universidad Michoacana, Alberto Gómez Tagle Jr, hace que la humedad también de las plantas se reduzca, porque hay una corriente de viento constante que hace que el sitio se evapore con mayor velocidad.
Para evitar todo este tipo de alteraciones ambientales, el Poder Legislativo en Michoacán reformó la Ley Forestal del Estado, lo que permite que se actué contra todo tipo de sistemas que degradan el medio ambiente.
En un segundo momento, sobre esta misma zona, en terrenos de la comunidad de Ajuno, municipio de Pátzcuaro, se destruyeron dos hectáreas de aguacate que se localiza entre la carretera libre y la autopista de cuota.
En el sitio se apersonó un ciudadano que se ostentó como responsable de cuidar el sembradío; al asegurar que sólo es un trabajador no fue requerido por las autoridades, pero sí se le explicó que hay una denuncia en curso sobre el propietario de la huerta, y que está a tiempo de llegar a un acuerdo con la Comisión Forestal de Michoacán para que restaure el sitio y evite otro tipo de sanciones.
Actualmente los delitos ambientales se castigan hasta con 9 años de prisión y hasta tres mil días de salario mínimo, además de ser obligados a reparar el daño, y se sabe que en el Congreso del Estado hay una iniciativa de ley con la que se busca que los delitos ambientales también sean castigados bajo el Código Penal Estatal.
Hace más de 20 años que no se ha entregado ningún tipo de permiso para hacer cambio de uso de suelo de bosque a terreno agrícola.