Científicos de Europa obtuvieron pruebas materiales las cuales muestran que la adicción al teléfono celular y otros dispositivos electrónicos provoca que el cerebro se encoja.
De acuerdo con un estudio que será publicado en la revista Addictive Behaviors en junio próximo, un grupo de fisiólogos detectó cambios en el volumen y la actividad del cerebro en personas diagnosticadas con adicción al teléfono inteligente.
Dicho estudio fue posible tras escanear los cráneos de 22 pacientes adictos, en los que detectaron una disminuciónde la sustancia gris en dos regiones de su corteza cerebral y una menor actividad en una tercera región, en comparación con otras 26 personas sanas.
Para llegar a estas conclusiones, los científicos realizaron un análisis comparativo de las imágenes de resonancia magnética estructural y funcional. Posteriormente, realizaron una morfometría basada en un vóxel o matriz tridimensional, que les ayudó a modelar los procesos cerebrales.
Los expertos descubrieron que en comparación con el grupo de control, los adictos al teléfono inteligente presentaban un volumen de sustancia gris más bajo en la ínsula anterior izquierda del cerebro y en dos secciones de la corteza temporal.
Así mismo, registraron una menor actividad intrínseca cerebral en la parte del cerebro que transmite las señales neuronales entre los dos hemisferios, la corteza del cíngulo anterior derecho.
El estudio detalla que los cambios son muy similares a la transformación que se produce en los cerebros de los drogadictos y ofrece la primera prueba material de la relación que existe entre el uso excesivo de los ‘smartphones’ y el deterioro físico del cerebro humano.
Los fisiólogos consideran que es necesario llamar la atención sobre el efecto perjudicial que tiene el constante uso de los teléfonos inteligentes en la salud física y mental. También muestran una preocupación por las afectaciones a la salud de los niños, que comienzan a interactuar con estos dispositivos a edades cada vez más tempranas.