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Cherán K´eri: tres años sin partidos, sin corrupción y sin violencia #CRÓNICA

Rodrigo Caballero.

Cherán, Michoacán.- El pasado 15 de abril de 2014 Cherán cumplió tres años de emprender una lucha iniciada por sus mujeres, un conflicto que estalló cuando decidieron detener camiones repletos de madera cortada de sus bosques y darles candela.

La población purépecha cumple un trienio de haberse armado con palos, piedras, cohetes y las armas de la policía municipal en la que no confiaban por corrupta.

En su aniversario, los discursos de sus nuevos dirigentes volvieron a dirigirse al pueblo, volvieron a hablar de dignidad y defensa de la tierra e invitaron a sus pobladores a darle su aprobación al gobierno de los concejos y a evitar que vuelvan los partidos políticos en 2015.

Atrás quedaron los cinco “malos” detenidos en la capilla de El Calvario donde los privaron de su libertad, atrás quedaron los pleitos con las poblaciones de Capacuáro y El Cerecito donde se instalaron los talamontes y desde donde se coordinaban para arrasar con la vegetación del monte.

“Ya están entrando en razón” aseguran miembros de la Ronda Comunitaria, nombre oficial de su policía basada, como todo en Cherán, en el sistema de usos y costumbres.

Atrás también quedaron las fogatas que eran la infraestructura del movimiento, a través de las fogatas se comunicaban, discutían y planeaban el rumbo que seguiría el movimiento.

Las fogatas fueron el único lugar fuera de la casa en que podían estar en los momentos más álgidos del movimiento, “en las fogatas se comparte la comida, el sueño y el miedo” afirman los comuneros.

De las más de doscientas fogatas que se encendieron en cada esquina del pueblo sólo queda una: la 15, se ha mantenido encendida desde el inicio del movimiento y continúa ardiendo tres años más tarde.

“La mantenemos encendida porque no se han cumplido nuestras demandas” afirman sus integrantes, sus demandas son simples y complejas: justicia para los comuneros muertos y los desaparecidos y respeto y paz para un Cherán libre.

Hoy en día una paz inquietante se mantiene en el pueblo, no obstante, el miedo de sus habitantes no ha desaparecido, “los malos”, “los talamontes” como los denominan, siguen ahí.

Actualmente, algunas poblaciones purépechas aledañas buscan seguir los pasos de Cherán pero les resulta complicado, “no pierdan el tiempo, no cometan nuestro error (…) nosotros nos levantamos hasta que tuvimos el agua hasta el cuello” afirman miembros del Concejo Mayor cheranénse.

En el vivero de Cherán, se encuentran varios carros quemados aquel 15 de abril, las autoridades pretenden convertir el lugar “en una especie de museo” donde pueda mostrarse a lo que llegó el hartazgo de sus habitantes hace tres años, en 2011.

Armando y la camioneta negra

“¿Qué tanto les interesaría revivir una historia?” dijo Armando y su semblante risueño cambió por una mirada más seria y mesurada. La historia que proponía revivir Armando es la de Santiago Ceja Alonso y David Campos Macías, dos comuneros asesinados en 2012 por un grupo de talamontes en un predio conocido como El Puerto en plena sierra cheranense.

Armando es el encargado de los viveros que proveen de nuevos pinos al devastado bosque de Cherán; el 18 de abril de 2012, salió a trabajar en unas represas que contendrían el agua necesaria para la reforestación de El Puerto, él, tres miembros del Concejo de Bienes Comunales y unos 15 trabajadores más comenzaron desde las 7 de la mañana a preparar el terreno.

A las 10 de la mañana Santiago propuso almorzar pero era demasiado temprano, minutos después volvió a proponer el desayuno y secundado por sus compañeros se aproximaron a la fogata.

-En eso se escuchó una ráfaga y caen los tiros en la fogata, afirma Armando, ¿Qué pasó compañero no tires las balas al fuego?, no yo no fui dijo el otro, y entonces se escuchó otra detonación más fuerte y fue cuando le pegan al compañero, a Santiago, y dice “¡Hay ya me dieron!” y David gritó “cúbranse” y le dan también… y dejaron de tirar un buen rato.

Fue ahí cuando se terminó Santiago y después que se terminó, David dijo “yo creo que yo ya me voy a morir, ya me estoy muriendo” el quedó con la mano recargada en un árbol y también se terminó.

Al mismo tiempo que ellos fueron atacados, la Ronda Comunitaria también era emboscada en otra parte de la sierra, no recibieron ayuda hasta una hora más tarde y sólo la Ronda subió hasta el lugar en donde estaban.

Las patrullas de la Procuraduría General de la República nunca subieron al lugar donde estaban los compañeros y ni siquiera quisieron cargar los cuerpos, ellos nos esperaron a la entrada del pueblo para hacer la escolta y mostrar que habían hecho su trabajo.

Armando regresó al pueblo al filo de las tres de la tarde, usó su propia camioneta para traer los cuerpos de sus compañeros en la caja.

-Era negra pero mis compañeros me ayudaron y la pinté de guinda, sólo que yo le pedí que me la compraran porque no podía yo manejarla ya, imagínate, ese día yo salí con mis compañeros aquí, relata mientras señala los asientos del auto, y regresé con ellos allá, apuntando a la caja de la pick up.

Armando asegura que todavía tiene miedo de ir a la zona y sólo la ha visitado unas seis veces después del ataque, “hubo un tiempo en que no podía estar solo en la oscuridad”.

Aquel día, varios reporteros hicimos un acompañamiento a la zona devastada con los miembros del Concejo de Bienes Comunales, subimos a la sierra en la caja de aquella camioneta guinda.

 La Ronda y el pájaro silvestre

En la Ronda Comunitaria no hay miembros de la antigua Policía Municipal, afirman que todos fueron expulsados por estar coludidos con los talamontes, “lo comprobamos el día del levantamiento, ‘los malos’ no sabían dónde era El Calvario y nuestra propia policía los escoltó para que rescataran a sus compañeros”

Se trata de una policía creada para defender a su propio pueblo en base a voluntarios, seleccionados y entrenados de acuerdo a sus propias necesidades y sin la rigurosidad del Ejército o la jerarquización de la Policía Federal por ejemplo.

Son varias las historias de los que ahora son miembros de la Ronda:

-Sinceramente me uní después de llegar de los Estados Unidos cuando el movimiento ya estaba más tranquilo, llegué y me encontré el trabajo ahí, es por el puro dinero, afirma un miembro de la Ronda.

-Después de terminar la prepa inició el movimiento y ya no seguí estudiando, luego me metí a la Ronda y aquí estoy. Espero que cuando todo acabe me pueda ir al norte, comenta otro en una de las barricadas de Cherán.

-Yo trabajaba de artesano,  nos encabronaba ver cómo los talamontes se llevaban la madera de nuestros bosques, primero estuve en las fogatas después en la ronda y luego me eligieron para ser guardabosques asegura un comandante en plena sierra.

Los miembros de la Ronda son algunos de los más respetados en la comunidad, “ellos son los que nos han defendido (…) no cualquiera puede entrar, deben demostrar su lealtad al movimiento y tener valor” afirma una mujer que perdió a un ser querido durante el desarrollo del conflicto hace tres años.

-Pues por defender al bosque, me uní por defender nuestro bosque, nuestras tierras, las plantas y eso pues, lo natural, apunta un joven miembro de los guardabosques en la camioneta que lo llevaba a su recorrido por la sierra.

Horas después volvió a subir al mismo vehículo en el que viajábamos, por la mañana había comprado un refresco de tres litros para mitigar la sed de la trayectoria a las 4 de la tarde éste se había terminado, con su cuchillo cortó una línea y le hizo varios hoyos a la botella, ahí metió dos aves silvestres que acababa de capturar.

-¿Y para qué las agarraste?

-Las va a hacer mole, dijeron entre risas sus compañeros.

-Nomás, pa´ tenerlas por ahí, contestó.

La última fogata

En los aniversarios se reavivan las fogatas en Cherán, no todas pero una gran mayoría se vuelven a encender durante la noche del 15 de abril y los miembros de la ronda las recorren una a una.

 No obstante, sólo la 15 se ha mantenido por tres años consecutivos, alrededor de ella se reúnen diariamente entre 5 y 10 personas y comparten “la comida, el sueño y el miedo” como ellos mismos afirman.

La fogata 15 es la única que mantiene encendidas las demandas de los cheranénses, “no culpamos a los demás… no es fácil seguir con la fogata por tanto tiempo pero si no se cumplen nuestras demandas vamos a seguir viniendo” afirma una integrante de la última llama que mantiene encendido el movimiento.

20 abril, 2014
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