Berenice Agabo / @Verena_32
Tanhuato, Michoacán.-Un pequeño cerro de bolsas negras y montones de cobijas se acumulan a las afueras del Albergue para Jornaleros Agrícolas, ubicado en el municipio de Tanhuato, durante la tarde del 11 de enero del presente año. A los lados se encuentran cuatro familias de jornaleros agrícolas que esperan el “raite” que los lleve a la casa que por mil pesos al mes retaron luego de que las autoridades municipales hicieran efectiva la amenaza de desalojarlos del inmueble.
Al interior, dos jornaleros que viajan sin sus familias hacen las cuentas de cuanto les costará rentar un espacio donde quedarse para continuar con su trabajo en los sembradíos de chile y jitomate.
Actualmente están quitando los macrotuneles para que el sol les dé a las plantas y crezcan, comenta, Pedro Matías, uno de los jornaleros agrícolas en entrevista para este medio.
Este año el trabajo se extendió más allá de la temporada normal, que es de mayo a diciembre, por ello más familias podrían regresar luego de que los patrones solicitaran más mano de obra, agrega.
Sin embargo, don Pedro y una familia de jornaleros han decido irse luego de las autoridades del Ayuntamiento les avisaran el pasado 10 de enero, apenas un día antes de que la amenaza se hiciera efectiva, que el albergue sería cerrado por los trabajos de mantenimiento, lo anterior a pesar de que el visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos en Zamora, Víctor Villanueva, les había asegurado que mientras tuvieran trabajo las puertas del albergue permanecerían abiertas.
No obstante, por la mañana del 11 de enero en la cancha de básquetbol del albergue, las familias de jornaleros que aún permanecían en las instalaciones se reúnen con la esperanza de que el visitador del CEDH se presente y cumpla la promesa que les hizo, lo cual no ocurrió.
Por el contrario, de acuerdo a la señora Minerva Morales, el propio visitador de la CEDH, un día antes les pidió que desalojaran el inmueble. “Nos dijo que las obras eran para el bienestar de todos, que nos saliéramos, pero no tenemos a donde ir, fue muy pronto que nos pidieron que desocupáramos”, señaló.
“Tengo ocho años viniendo aquí y pues nunca había sucedido eso. Pero nos dijeron que se tiene que cerrar y si no, vendrían las autoridades”, continuó don Pedro Matías.
“No tenemos a donde ir. Nos debieron de avisar con más tiempo para buscar, es muy pronto para decir que desocupemos de la noche a la mañana. Todavía hay muchas familias, pero ya piensan ir a buscar donde dormir o están deshaciéndose de sus cosas”, comentó María de la Luz, quien tiene una hija de 7 años con discapacidad, con la cual viaja.
Con cinco años acudiendo a trabajar a los campos de Tanhuato, María de la Luz, apuntó que las autoridades no les dieron ninguna opción “pedíamos que nos dieran una chance de quedarnos en unos cuartos mientras terminan los otros”.
Alejandro Juárez, esposo de María de la Luz, agregó que este año se quedaron más tiempo “porque los patrones que tenemos nos dijeron que nos quedáramos otro rato a ayudarlos a trabajar, y pues nos quedamos, porque iba a ver buen tiempo de trabajo”.
Desmienten autoridades municipales a la CEDH
Por su parte, en entrevista, representantes del Ayuntamiento de Tanhuato aseguraron que de parte del municipio nunca se estableció un compromiso de que el albergue permanecería abierto más allá de la temporada de trabajo, como lo señalara en varias ocasiones el visitador, Víctor Villanueva.
Milton Cortes, regidor perredista, justificó la decisión de cerrar el inmueble al señalar que el Albergue presenta diversas fallas en el sistema hidráulico, en los baños, así como en la instalación eléctrica de las habitaciones.
Por su parte, Felipe Comparán, quien es coordinador administrativo del Ayuntamiento y forma parte del Comité Administrativo del Albergue, aseguró que la decisión de desalojar a los jornaleros y sus familias fue tomada por todos los miembros que integran este organismo.
Sin embargo, Juana Jalomo, administradora del Albergue y miembro del Comité, señaló que ella se le avisó apenas un día antes que el inmueble sería cerrado, sin ofrecer ningún espacio para las familias que continuaban ahí, esto pese a que dijo, fue una posibilidad que se planteó al municipio.
Incertidumbre por fecha de reapertura.
Las obras de remodelación del Albergue para Jornaleros deben terminarse a más tardar el 31 de marzo del presente año, fecha límite para ejercer el millón 700 mil pesos que costarán las obras.
Sin embargo, entre los jornaleros existe preocupación pues en febrero inicia la cosecha de brócoli y si el albergue no está abierto los jornaleros que ganan un máximo de 200 pesos al día deberán rentar un espacio para ellos y sus familias.
Y es que, a decir de los propios jornaleros, las obras avanzan con lentitud lo que les hace dudar que se terminen para marzo, afectando así su ya precaria economía.
Camino de regreso
Con la esperanza de encontrar trabajo cerca de su tierra, Pedro Matías emprende el camino de regreso a Pichátaro, comenta que se quedaría si el Albergue no cerrara sus puertas, “porque trabajo hay”, sin embargo, dice que probará suerte más cerca de su comunidad.
Los que se quedan
Mauricio Hernández, señala que por 600 pesos al mes, él y otro de sus compañeros rentarán una habitación donde dormir. Sin embargo, Jesús Sandoval, otros de los jornaleros agrícolas, quien dijo contar con apenas 20 pesos en la bolsa, señaló que ante el cierre del albergue no contaba con un espacio para habitar, por lo que desde ese día duerme a la intemperie.