Wanderers
Desde que en 1895 el cine se instaurara como fenómeno social, el fútbol ha pasado por la gran pantalla (y también por la de su hermana menor) en múltiples ocasiones.
Lejos del espectáculo televisivo en el que se ha convertido en la actualidad, en el mundo cinematográfico se pueden encontrar verdaderas joyas que giran en torno a este deporte y a su vital faceta como nexo cohesionador entre la sociedad. Así, en el cine podemos observar un fútbol plagado de sentimiento y significado, un deporte sobre el que se construyen ilusiones y metas y que funciona como un catalizador para sus protagonistas. Días de fútboles un claro ejemplo de ello. La producción española, estrenada en 2003 y dirigida por David Serrano, narra la historia de un grupo de amigos que llegados a la treintena ven cómo su vida comienza a desmoronarse. Incapaces de darle un nuevo rumbo y conscientes de que la amistad que los mantiene unidos comienza a resquebrajarse, deciden volver a formar el equipo de fútbol que tenían en el pasado y presentarse a un torneo de barrio. Gracias a las horas de entrenamiento, de preparación física y a las largas charlas técnicas, este peculiar grupo de amigos termina por recuperar su antigua amistad a la vez que varios de sus integrantes deciden dar el paso y cambiar su vida por completo en busca de la felicidad.
El penalti más largo del mundo es otra producción española, en este caso del 2005, que también ahonda en esta función del fútbol como nexo de unión. En este caso es Fernando, interpretado por el carismático Fernando Tejero, quien ve cómo el fútbol le brinda la oportunidad de convertirse en la persona que le gustaría ser. Reponedor en un supermercado y portero suplente de un equipo de tercera regional, este personaje gris y amargado ve cómo su suerte cambia cuando en un partido decisivo para su ascenso el portero titular se lesiona y él debe ocupar su lugar. Debido a un incidente en los últimos minutos del partido, los árbitros deciden posponer lo que queda del partido (un penalti, de ahí el título de la película) hasta el fin de semana siguiente, lo que provoca que Fernando sea, literalmente, el hombre con más suerte del barrio durante toda una semana.
Dejando a un lado la filmografía española encontramos la coproducción angloamericana ¡Goal!, una historia que nos recuerda que lo maravilloso del fútbol no reside en los millones que genera sino en cómo se puede convertir en la pasión que mueve la determinación de una persona. Este es el caso de Santiago Muñez, un niño mexicano cuya única meta en la vida es cumplir su sueño de ser futbolista. Cuando su familia y él cruzan la frontera de manera ilegal a América tan solo lleva consigo dos cosas: una foto de la Copa del Mundo y un balón de fútbol. El joven espera que la tierra de las nuevas oportunidades le brinde la posibilidad de convertirse en alguien en el mundo del deporte estrella, pero pronto se da cuenta de que no es probable que eso vaya a ocurrir. La aparición de Glen Foy, un antiguo futbolista que ve jugar al pequeño cambiará por completo la vida de Santiago al ofrecerle un puesto en el Newcastle United. Esta historia de superación recuerda mucho a la del portugués Cristiano Ronaldo, quien a pesar de su procedencia humilde y sus duros comienzos, ha sabido brillar y convertirse en una estrella tanto dentro como fuera del campo sin olvidar sus raíces.
Menos contemporánea es la icónica Victoria o Evasión, estrenada en 1981 y dirigida por el veterano Jonh Huston (La jungla de asfalto, El halcón maltés). En esta ocasión el fútbol se convierte en el punto en común de dos grupos completamente antagónicos: por una parte un grupo de prisioneros, por la otra sus carceleros. De este modo, la película narra cómo un antiguo integrante de la selección alemana de fútbol reconvertido en comandante del campo de concentración de Gensdorff ve a un grupo de prisioneros que practican el deporte al que antaño dedicó su vida. Asombrado por la calidad de los hombres, decide organizar un enfrentamiento entre la selección alemana de fútbol y una selección conformada por los presos. En un principio la propuesta no es bien vista por los aliados, pero finalmente decidirán aceptar el desafío.
La cinta tuvo una gran acogida por el público y fue tal su repercusión que se cuentan por miles los fans que lloraron el derribo del estadio en el que se lleva a cabo el duelo decisivo.
Estas obras cinematográficas son un ejemplo de la importancia del fútbol como deporte y como elemento cultural de unión. Un fútbol alejado de los focos, de las masificaciones y de la cantidad ingente de dinero que factura al año. En definitiva, un fútbol para todos.