El artículo apunta que la Armada de Rusia recibirá dentro de cinco años entre siete y 12 submarinos nucleares de la clase Yasen, ocho sumergibles estratégicos de la clase Boréi y unos submarinos modernizados de la clase Akula, Barracuda y Antéi.
«Los rusos han alcanzado un nivel tecnológico muy alto, sobre todo respecto a los misiles. Han logrado una paridad tecnológica con EEUU», admite Olav Dahle, comandante de la Fuerza Submarina de Noruega.
A juicio de Stale Ulriksen, experto de la Academia Naval de Noruega, las nuevas armas submarinas rusas son mucho más silenciosas que sus análogos más antiguos, por lo cual serían aún más difícil de detectar, dada la baja capacidad tecnológica de la OTAN para hacerlo.
Los expertos noruegos destacan que desde el final de la Guerra Fría la zona de gran interés para la OTAN y Rusia ha sido la llamada brecha GIUK: área entre Groenlandia, Islandia y el Reino Unido a través de la cual los submarinos pueden pasar al Océano Atlántico. Es un sector en el océano Atlántico que tuvo gran importancia estratégica en ambas guerras mundiales y el periodo posguerra por ser zona de contacto entre las fuerzas de la Alianza Atlántica y la URSS.
Los expertos subrayan que los nuevos submarinos rusos pueden portar un gran número de misiles. Se trata de varias versiones de los misiles de crucero Kalibr, que pueden utilizarse contra objetivos marítimos y blancos terrestres. Además, están equipados con los misiles Ónix que ya han sido empleados para lanzar ataques contra objetivos terrestres en Siria.
Los submarinos de la clase Yasen cuentan con hasta 40 misiles Kalibr y diez torpedos. Asimismo, Ulriksen destaca que los sumergibles de la clase Antéi tienen la capacidad de portar un mayor número de misiles.
Mientras el uso de los Ónix y los Kalibr contra objetivos marítimos requiere precisos cálculos de localización de los buques, las instalaciones terrestres son un blanco mucho más fácil, subrayan.
De esta manera, según los expertos, las bases militares —la mayoría de las cuales no cuenta con sistemas de defensa antiaérea seguros— serán las más vulnerables ante la amenaza de los sumergibles rusos. Por lo tanto, incluso un solo submarino sería capaz de causar daños graves.
«Teóricamente, un sumergible ruso podría destruir toda la Flota del Atlántico de EEUU, puesto que esta se encuentra en las bases», concluye Ulriksen.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha reiterado en numerosas oportunidades que el país eslavo solo busca proteger a su pueblo y su territorio y no tiene planeado lanzar ataques de ningún tipo contra otros jugadores de la escena internacional.