“¡Te vas aplacando!”, fue la advertencia que sorprendió por la espalda a Evangelina Contreras Ceja el pasado lunes al filo de las 15:30 horas, luego de abandonar las instalaciones de la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas (CEEAV), en Morelia.
Evangelina es integrante de la organización “¿Dónde están los desaparecidos?”, y amiga de la también activista Zenaida Pulido Lombera que fue asesinada a balazos el pasado 19 de julio en Aquila, mientras circulaba por el tramo carretero Pichilinguillo-Maruata de la carretera federal Lázaro Cárdenas-Tecomán.
De 52 años de edad Evangelina lleva siete años buscando a su hija Tania, quien tras ser violada por un marino y policías municipales fue víctima de acoso y amenazas al igual que su familia, hasta que finalmente la desaparecieron en julio de 2012 junto con su padre Cenobio Barajas Lombera con quien estaba platicando.
Evangelina está preocupada porque la nueva amenaza se da a los tres días del asesinato de Zenaida. No es la primera vez que vive una situación similar, han intentado entrar en su casa y en 2018 secuestraron a uno de sus hijos al que logró recuperar, torturado y golpeado pero vivo.
“Siete años llevo buscando a mi hija y a Cenobio Barajas Lombera que es el padre biológico de mi hija y primo hermano de Zenaida, ella buscaba también a mi hija que era su sobrina y tenía también dos sobrinos más desaparecidos, Martín y El Flaco, además de su esposo y dos personas más que desaparecen con él”.
Desplazada de Caleta de Campos tras lo ocurrido con su hija, Evangelina sabe que no puede regresar, “después de eso me habla una persona y me dice que ya no regrese, que porque dicen que si me vuelven a ver me van a asesinar”.
Lo ocurrido con Zenaida Pulido exacerba el clima de acoso contra Evangelina, “el lunes fuimos a la CEEAV con las compañeras, salimos a las tres y media de ahí, nos despedimos, ellas agarran un rumbo distinto al mío, yo me voy sola, las otras juntas, camino cuadra y media cuando alguien me empieza a amenazar, pero no supe de dónde salió esta persona.
“Caminando empieza la amenaza, yo escucho la primera donde me dice, «te vas aplacando», pensé que era alguien de alguna casa que estaba platicando con otra; iba caminando por la calle Mariano Arista hacia Acueducto para tomar la combi y primero no puse mucha atención, pero ya luego volví a escuchar más cerca de mí que me dicen, «es tiempo que vayas bajándole y aplacándote porque sabemos quién eres y a qué te estás dedicando».
“No voltee a ver a la persona, voltee hacia los lados para ver dónde había gente para defenderme, por ahí hay casas de los militares e iban saliendo personas para subirse a un carro, así que me voy hacia ellos, cuando llego con cuando voleo a ver a la persona que me siguió para ver si podía verle la cara, pero él iba cruzando la calle hacia el otro lado, le vi lo que es la espalda, llevaba una camisa de rayas atravesadas verdes y blancas, un pantalón de mezclilla, era chaparro y fornido, de pantalón de mezclilla azul, algo llevaba en la mano, no alcancé a ver qué llevaba
“Seguí caminando para tomar la combi, yo nunca había sentido temor así, no es la primera vez que me amenazan saliendo de la CEAV, ahora si me dio miedo y dije, no vaya ser que ahora si me vayan a hacer algo y sólo se vaya a dar vuelta a la cuadra. Les hable a las compañeras, para mi suerte todavía no se subían a la combi y regresaron por mí. Sé que estoy corriendo mucho riesgo, Zenaida era una persona con la que estábamos trabajando muy de la mano y que ellos ubican; yo fui quien organicé para que se fuera ahí a las fosas de Tizupan a buscar a mi hija, porque mi hija desaparece en Caleta de Campos”.
Tania –la hija de Evangelina- desapareció a los 19 años edad, se la llevaron de su casa junto con su padre en 2012 y, aunque se presentó la denuncia respectiva en Lázaro Cárdenas, ésta fue extraviada.
A Evangelina le tocó presentar una nueva denuncia en 2014 en Morelia, “la que presenté en Lázaro Cárdenas jamás apareció, como si nunca hubiera hecho algo, lo vengo a hacer aquí y fue lo mismo que en Lázaro, me dijeron que yo no tenía derecho a abogado y las autoridades hacen una serie de confusiones en la denuncia que yo no les había dicho, todo para no hacer las investigaciones, les di el nombre de los responsables y muchas personas dijeron que no podían meterse ahí”.
Cuando presentó la denuncia en Morelia, además de que el Ministerio Público redactó un texto confuso, agregando a criterio propio elementos, y negando la posibilidad de un abogado, a Evangelina y una de sus hijas que la acompañaba, las mantuvieron 18 horas en la Procuraduría en donde, incluso las amenazaron al señalarles que ellas también podían desaparecer.
“Nosotros insistimos con la denuncia, después de eso apresan a mis hijos, porque querían que yo firmara un acuerdo diciendo que las autoridades andaban ayudándome a buscar”.
-¿Por qué detuvieron sus hijos?
“Por cosas que no pudieron comprobar, se hicieron investigaciones, vieron que no eran y tuvieron que dejarlos libres, pero estuvieron detenidos cuatro años, no los consignaron nunca, nunca fueron sentenciados. A raíz de esto me llegaron con un papel que decían que tenía que firmar, donde decía que yo reconocía que a mi hija no la habían desaparecido las personas que yo les he dicho que son las responsables, que yo no tenía que ir a buscar ni al municipio de Lázaro Cárdenas ni al de Aquila y que el día que entrara me iban a multar con dos millones de pesos.
“Yo pienso que venían de la propia Fiscalía, porque ellos querían que lo firmara y nunca se los firmé y fue cuando se dio mi desplazamiento, eso fue en el 2016”.
Desde entonces Evangelina vive en Morelia, aunque no en la misma casa, pues le toca mudarse constantemente para evitar agresiones.
En 2018 sufre un nuevo episodio de violencia cuando a otro de sus hijos lo desaparecen el 31 de enero, “se hizo una rueda de prensa para denunciar los hechos, yo me fui a los operativos para rescatar a mi hijo y lo logramos el viernes dos de febrero al medio día, él tenía entonces 29 años. Cuando lo rescatamos estaba muy herido, muy torturado, con dos heridas de bala, pero con vida”.
Tras el episodio Evangelina tuvo que mudarse nuevamente de casa, pero una vez más fue ubicada por sus agresores quienes el cinco de junio pasado intentaron ingresar a su domicilio sin éxito, debido a los perros que ella tiene para cuidar su hogar.
-¿Cómo es vivir siete años con miedo, perseguida y con una hija desaparecida?
“Siempre lo he dicho, el mayor temor lo tenía antes de la desaparición de mi hija, había muchas amenazas hacia nosotros porque ella había sufrido una violación sexual y no querían que hubiera denuncia, entonces nos tenían muy amenazados diciendo que iban a desaparecer a mis hijos.
“Vivía aterrada de que me les hicieran daño, finalmente cuando desaparecen a mi hija con tal de callarla, sale algo de mí que me quitó el miedo, la empecé a buscar, fui a las rancherías, la busqué hacia Aguililla, la busqué en Coalcomán, siempre hay alguien que te dice está viva y la tienen en este lugar, fui a Jalisco, después me dijeron que estaban en Campeche.
“Luego me enteré que todo es mentira, que todo eso te lo dicen para enredarte, que te calles y dejes de hablar; “El Yanki”, Adolfo Eloy Peralta Mora decía que iba investigar y que mi hija estaba viva, siempre le preguntaba yo, si está viva ¿dónde está?, si él sabía que estaba viva porqué nunca me la entregaron, y él era gente de Gobierno ¿por qué mentir?.
“Yo no digo que mi hija esté muerta, pero si alguien me dice que está viva es porque me va a decir dónde está y tiene la plena seguridad que está viva porque ya la vio”.
-¿Usted entregó todos los elementos a la Fiscalía?
“Yo señalé a las personas con nombre, apellido y domicilios, y hasta hoy no se ha hecho una investigación; lo que me decían es «usted es un testigo presencial, está corriendo riesgo, mejor cállese», esa era la recomendación”.
Evangelina está clara que la única vida que le tocará vivir es la de la búsqueda de su hija, “con el riesgo que siempre está presente, pero no tenemos otra vida porque no hay justicia, no hay quien investigue. Hemos llevado una vida muy difícil, pero creo que eso no nos va a detener”.