Revolución 3.0

Patricia Monreal / @Michoacan3_0

En la historia del periodismo en México, una de las prácticas más cuestionadas y conocidas es la de recibir “chayotes” o “embutes” por quienes ejercen el oficio, lo que implica un soborno para consignar informaciones favorables para quien desembolsa el recurso.

La práctica de “chayotear” a quien se pueda y deje, es una actividad frecuente hasta nuestros días, pese a que los actores políticos la nieguen al momento de cuestionárseles al respecto.

Con frecuencia en el gremio periodístico el “chayote” transita a una escala mayor para convertirse en extorsión, que implica el amago de un medio de comunicación o reportero hacia una figura pública para no divulgar alguna información a cambio de alguna prebenda, o bien la advertencia del “golpeteo” constante en caso de no recibirla, la práctica se convierte así en un delito.

En septiembre de 2015 el entonces alcalde moreliano, Salvador Abud Mirabent denunció a la empresa CB Televisión por presunta “extorsión mediática” debido a que –explicó entonces el funcionario- el medio de comunicación le pidió celebrar un convenio publicitario con el ayuntamiento por un monto de 600 mil pesos mensuales y al negarse, fue objeto “de una campaña de desinformación, de acusaciones dolosas y de calumnias”.

El tema de los “chayotes” y la extorsión sale a flote a propósito del llamado Día de la Libertad de Prensa, instituido el siete de junio en 1951 por el presidente Miguel Alemán en una comilona a petición de empresarios mediáticos para agradecerle al mandatario sus gentilezas.

Pese a que internacionalmente es el tres de mayo cuando se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa, en México y estados como Michoacán se sigue perpetuando la costumbre del siete de junio, en donde autoridades convocan a dueños, directivos y trabajadores de los medios de comunicación para departir en comilonas en las que generalmente se rifan electrodomésticos o viajes, sellando cada año las cuestionables relaciones entre poder y prensa.

Prácticamente no existe reportero o periodista que en algún momento de su trayectoria no haya recibido el ofrecimiento de un “chayote”, algunos aceptan, otros no, las razones son diversas.

Verónica García Magaña, reportera del Canal 13, al ser cuestionada acerca de si alguna vez le han ofrecido un “chayo”, recuerda que han sido varias, “una de ellas una concesión de transporte público, me decían en ese tiempo que la que más me convenía era de la ruta roja o amarilla; otro día me ofrecieron en el Congreso un sobre con dinero para que me comprara lo que quisiera en diciembre, traía un papel con mi nombre para que lo firmara y se los rompí; otra fue una visita que hicieron al Canal, llevaban una lista con sobrecitos de cinco mil pesos, traía la firma de varios compañeros que habían aceptado, aún recuerdo algunos nombres.

“También recuerdo una vez que al acabar una entrevista un diputado me dijo que cuánto era por la nota, que ya antes algunos compañeros que lo habían entrevistado le habían cobrado; también me ofrecían becas, y hay quien pretende contratar publicidad para darme una comisión y que si no digo nada ellos tampoco”.

-¿Has pedido alguna vez un “chayote”?

“No”

-¿Has aceptado alguno?

“No”

-¿Qué opinas de quienes usan el oficio periodístico como medio de presión para sacar dinero o alguna prebenda?

“Yo diría que no son periodistas sino delincuentes, se aprovechan de una profesión noble para caer en un delito, y lo peor es que muchos políticos por temor ceden.

“Sé de gentes a las que le han dado concesiones, que de esa manera se mantienen, hay otros que comen a expensas del erario porque a las giras solo van a comer y no a trabajar; también están todos aquellos medios que nadie los ve y no reportean y logran convenios de publicidad”.

Desde la perspectiva de Verónica García, en el gremio periodístico hace falta autocritica, “no puede haber complacencia con este tipo de prácticas ni celebrarlas como en muchas ocasiones ocurre, no puede haber doble discurso, porque además mucha gente si recibe dinero en lo corto y por fuera dice que no, debería incluso haber una postura común al respecto entre quienes ejercemos el periodismo y estamos contra este tipo de prácticas, además de que se tendría que legislar al respecto.

“Si el pseudoperiodista pide chayote es extorsión, no pueden escudarse en que es periodista para pedir algo así, y aunque mucha gente lo justifica no tiene justificación”.

Por su parte Rafael Tena de El Sol de Morelia, cuestionado acerca de si alguna vez ha recibido un “chayote” responde que sí, “sería una mentira decirte que no, pero no ha sido seguido”.

-¿Has pedido alguna vez alguno?

“No”.

-¿Qué es lo que has aceptado?

“Material en especie. Lo que pasa es que los sueldos de los reporteros son bajos, muchos medios fomentan que lo hagas, este tipo de prácticas no sucederían si tuvieras un sueldo decoroso.

“La vida del periodista es muy despilfarradora, muchos compañeros utilizan esa vía para darse esa vida, pero también hay quien no tiene dinero y tiene la necesidad de comprar una medicina o hacer frente a un imprevisto y resulta que el salario que tienes no te posibilita hacerlo, entonces esa es una forma de resolver situaciones así”.

-Tú fuiste jefe de información, ¿”chayoteabas” reporteros?

“Afortunadamente en la época en la que yo estuve no me lo pidieron y tampoco la ofrecí”.

-¿Alguna anécdota que recuerdes?

“En una ocasión un compañero me llegó con varios impresios y una factura considerable para que se la pagara argumentando que había publicado boletines, me dijo que estábamos para apoyarnos, se quejó porque no le di lana”.

Por su parte América Juárez Navarro, reportera de La Z, y del periódico ABC, refiere que varios de los “chayotes” se los ofrecían cuando empezó como reportera, “recuerdo que una vez cuando iba iniciando me lo ofrecieron, pero yo no les entendí, es cuando uno está verde. Ahora que estoy en La Z alguien me lo insinuó, estaba viendo lo de un convenio de publicidad para el medio y me dijeron que mejor me daban el dinero directamente a mí”.

-¿Has pedido “chayos”?

“No, pero si me he visto beneficiada, porque siendo realistas no sé hasta qué punto puedes considerar el chayo ir a un viaje aunque sea para cubrir un evento o sopretexto de eso”.

Apunta que el reto está la formación que cada reportero se labora al paso de los años, “porque también puedes caer en la tentación, nadie está exento, es una cuestión de ir a contracorriente, uno también se equivoca, pero debes luchar contra esas tentaciones, porque tienes la necesidad y vives al día, esa es la realidad.

“El grave problema del periodismo es que es un periodismo mal pagado, con un trabajo mal remunerado, pero eso no justifica ese tipo de prácticas, porque hay gente que pese a esas condiciones se abstiene de pedir o recibir, pero sí creo que tiene que ver con este proceso de desigualdad económica y pese a ser una profesión tan demandante sigue siendo una cuestión de que a veces no tienes para comer.

“Es difícil porque por un lado pesan tus valores y por otro la tentación de caer en el poder, porque terminas convirtiéndose en parte de ese tema de la clase política. Cuántos periodistas vemos que viven al mismo nivel y bajo las mismas condiciones que un político, y también viviendo del erario público, esa es la realidad.

-¿Qué opinas del gansterismo mediático?

“Es grotesco”.

-Hay gente que usa el periodismo como un mecanismo de extorsión…

“Eso es lo más grave y sabemos que se da, sabemos que lamentablemente hay grupos empoderados que viven del si no me das te saco esta nota, y eso es preocupante porque estamos hablando de un nivel de delincuencia, y ahí hay un delito, eso es extorsión.

“Es lamentable porque se supone que deberíamos trabajar en pro de la verdad y la objetividad, y en esas condiciones de de corrupción se entrega un producto de mala calidad a los ciudadanos, lo que reciben son verdades a medias”.

Sergio Lemus Calderón, periodista del portal Contramuro señala nunca haber pedido un “chayote”, y refiere que los ofrecimientos que le han hecho no han sido en efectivo.

“He de reconocer que me han ofrecido en especie desde viajes, comidas o vales, pero me he mantenido al margen de eso”.

-¿Qué es lo más alto que te han ofrecido?

“Pues un viaje, con los anteriores diputados, y no con motivo del Día de la Libertad de Expresión, sino que fue un diputado pretendiendo que no hubiera más críticas, señalamientos de que no asistía a las sesiones y ese tipo de cosas”.

-¿Cómo ves el fenómeno del “chayote” en todas sus tonalidades, desde quienes piden para una medicina hasta quienes optan por el gansterismo mediático ejerciendo presión sobre las figuras públicas?

“Eso se debe erradicar, y me parece que el principal problema es que mientras los directores de los medios de comunicación garanticen las condiciones necesarias de sus trabajadores como lo es el seguro social, salario digno, prestaciones, el periodismo se va a seguir corrompiendo.

“Hay portales informativos que tienen años y cuentan con altas ganancias, y no tienen asegurados a sus trabajadores, no son empresas responsables y eso genera que vayan y pidan a los funcionarios, se conviertan en extorsionadores e incluso incurran en amenazas por ejemplo a los legisladores. Eso lo que hace es echar abajo el trabajo, porque uno que se dedica a hacer investigación y ejercer el periodismo con pasión se ve afectado en la percepción que se tiene hacia el oficio”.

Apuntó que las empresas mediáticas no se preocupan por profesionalizar el recurso humano, “no hay capacitación a diferencia de otros estados, aquí en Michoacán no lo hay para mejorar los trabajos de investigación o las técnicas de crónica o entrevista de profundidad”.

En el caso de la legislación para periodistas que se ha venido planteando, considera que el problema es que no se aprueba debido a las divergencias entre el gremio acerca de un fondo económico que se proponía, “parece ser más un tema de coto para tener recursos por el que se pelean algunos compañeros que no permiten avanzar”.

Lemus Calderón apunta que es una realidad que existe una censura indirecta con el tema de los convenios publicitarios, “yo te controlo y controlo a tu gente, de manera que los encargados de prensa al amparo de los convenios mandan pedir la cabeza de tal o cual reportero.

“Lo que se debe hacer es un convenio publicitario en el que se establezca qué es lo que abarca y permite, determinando el respeto al reportero y permitirle su libertad de ejercer la información, y no condicionar el pago a la línea editorial”.

Rebeca Hernández Marín, reportera del portal Quadratín señala a su vez que los ofrecimientos de “chayotes” que ha recibido han sido desde dinero hasta cargos en la administración.

“Al momento de ofrecerte un puesto piensan que porque vas a trabajar para ellos vas a dejar de golpearlos, esto en ese entendido que tienen de que uno es un periodista golpeador”.

-¿Alguna vez has pedido un “chayo” o aceptado uno?

“No, nunca”.

-¿Qué opinas de quien pide desde un “chayo” para medicamentos hasta aquellos que cooptan, extorsionan y ejercen el gansterismo mediático?

“Yo creo que es lo mismo pedir para un medicamento, una chela, o una casa, hay niveles, pero al final de cuentas es lo mismo”.

-¿Cómo ves quienes extorsionan utilizando al periodismo como vía para hacerlo?

“Me da mucha pena, porque hay algunos que sí extorsionan, pero son contados, la mayoría creo que nos conducimos correctamente, sobre todo las mujeres, incluso la semana pasada me comentaba una diputada que ninguna mujer pide “chayos”, que es algo como más común entre los varones, tal vez tienen menos vergüenza, no sé porqué, pero lo bueno es que al menos las mujeres tenemos una buena imagen”.

Benjamín Álvarez, de la corresponsalía de Excélsior, apunta a su vez que abiertamente nunca le han ofrecido un “chayote”, “realmente nunca me han dicho, mira aquí te va esta cantidad de dinero y necesito una nota con tales características, eso jamás me ha ocurrido”.

-¿Indirectamente te lo han ofrecido?, porque existen muchos valores entendidos en este medio.

“Si, ahí sí, además creo que la fuente en donde es más recurrente esta práctica es en el Congreso, cuando un diputado te quiere dar dinero porque lo hayas entrevistado sin que te pida abiertamente una nota con determinadas características.

“Muy particularmente a mi me parece que las cenas, comidas o desayunos que agarran el pretexto del Día de la Liberta de Expresión y en las que hay rifas y regalos son “chayotes” institucionales porque hay una partida presupuestal asignada para ello pese a que ese recurso debería aprovecharse para necesidades urgentes y prioritarias y que de manera ética y moral es cuestionable”.

-¿Qué opinas del gansterismo mediático?

“Me parece una forma velada de extorsión, una vez platicando con varios compañeros recordábamos esto de que hay periodistas que llegan con diputados a decirles que escojan entre una nota que les cuesta tanto y otra que les sale gratis, aludiendo precisamente a esas notas pagadas favorables, y a las notas gratis golpeadoras para forzarlos a pagar determinada cantidad”.

Considera que en el gremio periodístico hace falta la autocrítica, “me parece que hace falta en muchos sentidos, somos un gremio muy desunido y dejado, pasamos el micrófono y la grabadora a distintos sectores sociales pero no somos capaces de darnos la voz para denunciar una serie de irregularidades en las que se encuentran nuestras empresas como son la falta de prestaciones de ley”.

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Por: Patricia Monreal