Revolución 3.0

La académica Imgard Emmelhainz fue despedida de la Universidad Centro: Cine y Televisión tras proyectar filmes que abordan el conflicto palestino-israelí desde la perspectiva palestina. La institución la acusó de antisemitismo, en una decisión que ha encendido el debate sobre la censura política y el retroceso de la libertad académica en un contexto de creciente polarización en torno al genocidio en Gaza.

Emmelhainz llevaba una década impartiendo clases en la institución. Desde 2014, había incluido en su programa películas como Los hijos de Arna, de Juliano Mer-Khamis, y Ruta 181, de Michel Khleifi y Eyal Sivan, obras que exploran el conflicto desde miradas críticas y humanistas. Desde sus primeras clases, la proyección de estos materiales generó reacciones. “Un alumno se quejó de mí por mostrar películas desde la perspectiva palestina”, recuerda la profesora en un comunicado publicado el 1 de julio.

Aunque inicialmente la universidad defendió su derecho a la libre cátedra, con los años la docente optó por avisar previamente a su alumnado y ofrecer alternativas para evitar confrontaciones. Sin embargo, tras los ataques del 7 de octubre de 2023, la atmósfera dentro del aula se tornó tensa. Emmelhainz describe cómo una estudiante la increpó violentamente, lo que la llevó a evitar mencionar el genocidio en sus clases por temor a represalias.

El despido se concretó en 2025, luego de nuevas quejas ante el Comité universitario, que justificó su decisión con argumentos considerados por académicos como burdos y evasivos. En lugar de mediar o fomentar el diálogo, optaron por proteger a sectores conservadores afines al gobierno israelí. Pese a ser una minoría, este grupo logró imponer su agenda en una institución privada que representa a una élite específica del país.

¿Autonomía universitaria o censura disfrazada?

El caso de Emmelhainz ha encendido una alarma sobre el estado de la libertad de expresión en las universidades mexicanas. Aunque muchos sectores del estudiantado se han mostrado solidarios con la causa palestina, como lo demuestran las movilizaciones recientes en Ciudad de México, las cúpulas académicas siguen alineadas con los intereses del poder.

La profesora Teresa Rodríguez de la Vega (UNAM) y el doctor David Barkin (UAM), ambos críticos de la ocupación israelí en sus clases, coinciden en que la comunidad estudiantil ha sido receptiva. “El estudiantado es el sector que ha sostenido las movilizaciones”, señala Rodríguez, mientras Barkin afirma que “hay gran simpatía por mi posición de repudio a la campaña de genocidio del Estado israelí”.

Ambos advierten que el verdadero problema reside en las estructuras institucionales. Rodríguez subraya que muchas universidades mexicanas mantienen vínculos con instituciones israelíes, mientras que Barkin advierte: “La neutralidad puede devenir en complicidad”.

Colectivos como Académicos con Palestina y Contra el Genocidio han surgido para visibilizar estas tensiones, impulsando un movimiento de base que exige a las universidades romper lazos con Israel mientras continúe la ocupación y el castigo colectivo contra el pueblo palestino.

Silencios que pesan

La censura no se limita al ámbito universitario. El caricaturista Chelo, del diario El Universal, denunció presiones de grupos judíos organizados que exigieron retirar sus ilustraciones críticas del régimen israelí. El editor del periódico incluso le sugirió “dialogar” con dichos grupos para que le “explicaran” su postura.

Mientras tanto, la Universidad Centro opta por despedir a una docente por mostrar una perspectiva incómoda. El caso deja en el aire una pregunta crucial: ¿defienden nuestras universidades la libertad académica, o se subordinan a los dictados del poder político y económico?

Educación

Despiden a académica en México por mostrar la perspectiva palestina en sus clases

Por: Revolución 3.0