Antonio Aguilera / @gaaelico
No existe mayor competencia en un clásico del futbol planetario que la rivalidad rioplatense entre Uruguay contra Argentina o Argentina contra Uruguay. Es el primer clásico en la historia del futbol, ya que de acuerdo al sitio oficial de la FIFA, Uruguay y Argentina se han enfrentado en 180 ocasiones en partidos de la selección nacional, con una ventaja para los argentinos en el número de victorias (84 contra 55) y goles a favor (292 por 217 en contra).
Sin embargo, los uruguayos le restriegan a los argentinos el haberlos derrotado en la cancha del Centenario en el primer Mundial de Futbol, allá en Montevideo en 1930, cuando los charrúas remontaron en el segundo tiempo para imponerse 4-2 a los porteños.
La disputa va más allá del futbol, y se remonta a la lucha de independencia de ambos países. Mientras los argentinos se sacudían del yugo español, los uruguayos plantaron cara a los portugueses. Argentina termina organizándose a partir de Buenos Aires, lo que no quiere decir que la cultura sea porteña sino muy diversa. Montevideo nace a regañadientes para frenar el avance de Portugal ante el virreinato español del Río de la Plata.
El Río de la Plata tiene dos puertos, que comienzan a recelar de sí mismos. Una vez concretada la independencia argentina, desde Buenos Aires se favorecía un modelo centralizador y desde Montevideo se demandaba una organización confederal. La fecha declaración de la independencia de Uruguay, el 25 de agosto de 1825, es la fecha de la independencia de Brasil seguida de la anexión a las Provincias Unidas del Río de la Plata. A partir de 1830, cuando nace Uruguay por acuerdo entre Argentina, Brasil y Gran Bretaña, es necesario generar un relato que confiera a los uruguayos sentimiento nacional. La historia se construye antiporteña, no antiargentina.
Hoy por hoy, la rivalidad se reduce a las selecciones del futbol, algunas disputas políticas o las obligadas diferenciaciones culturales. No así en lo social: La televisión uruguaya está plagada de programas argentinos, desde los de entretenimiento hasta los de cotilleo.
Las estrellas de la televisión argentina repiten sus éxitos del otro lado de los ríos de la Plata y Uruguay, como son los casos de Susana Giménez o Marcelo Tinelli. A su vez, también ha sucedido que muchos uruguayos tanto han triunfado en Buenos Aires que han sido adoptados como argentinos, como las actrices China Zorrilla y Natalia Oreiro o el poeta de tango Horacio Ferrer.
Pese a la archirrivalidad entre las selecciones argentina y uruguaya, en la actualidad se ven jóvenes por Montevideo con camisetas del River Plate, el Boca Juniors, el Vélez Sarsfield o el Estudiantes. El duelo entre la albiceleste y la celeste, que en 1930 ganó esta última, también ha contribuido al antagonismo. Lo curioso que los argentinos suelen alentar en los Mundiales por la selección uruguaya, pero no es tan frecuente que suceda al revés.
Pero también la disputa se traslada al talento deportivo: por un lado está la magia argentina de Diego Armando Maradona y la de su heredero, Lionel Messi. Por el otro, destaca el príncipe Francescoli, Cavanni o Luis Suárez, herederos de Obdulio Varela, su gran referente, el hombre que simboliza la garra del fútbol uruguayo.
En lo que toca a la copa América, la disputa no puede ser más pareja: en el duelo que ambas celestes este día en la cancha en La Serena, en un duelo por el grupo B de la Copa América, las estadísticas muestran una paridad total: 13 victorias para Argentina, 13 para Uruguay y cuatro empates.
En la Copa del Mundo, por ejemplo, ambos países suman dos títulos, mientras que en los enfrentamientos directos hay una victoria por lado.
Argentina la consiguió por 1-0 en 1986, previo al espectáculo de Maradona y el título conseguido en México.
Es bien sabido que los argentinos y los uruguayos compiten por todo lo que tienen en común. Que si los mejores asados (barbacoas) se preparan a este o al otro lado del Río de la Plata. Que si los ingleses llevaron el fútbol primero a Argentina o antes a Uruguay. Que si las mujeres más bellas de Sudamérica – o tal vez del mundo entero- son las orientales (uruguayas) o las porteñas.
Pero una de las disputas más icónicas, es la disputa por ser la cuna de Carlos Gardel.
Para los amantes del tango uruguayos no cabe duda de que el más famoso intérprete de ese género musical vino al mundo en Tacuarembó, ‘tierra de cantores y de poetas’. Los de Argentina replican que si el Zorzal Criollo dedicó cuatro de sus mejores composiciones a Buenos Aires y ninguna al mentado Tacuarembó, por algo ha de ser.
También la batalla por el bife es histórica, el asado de barrio charrúa no le pide nada al churrasco argentino, y en los tintos es igual. No digamos de poetas, escritores, y hasta de políticos, con la última disputa entre Pepe Múgica contra Cristina Fernández de Kichner.
Al final, el resto del mundo disfruta los frutos de esa rivalidad, esperamos con gusto que el forcejeo cultural y futbolístico se mantenga.