Todas las manifestaciones y protestas que se ha realizado en suelo brasileño con motivo de los recursos destinados a la organización de la copa del mundo y demás reclamos sociales, podrían tener un siniestro motivo, que involucra a autoridades opositoras y políticos de derecha.
De acuerdo con el director del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Adalberto Santana, las sonadas movilizaciones son realizadas por la organización de los Trabajadores Sin Tierra y el Comité Popular de Brasilia, en sitios que no son gobernados por el Partido de las Trabajadores, al cual pertenece la presidenta, Dilma Rousseff.
En palabras del académico, el propósito de las protestas es generar en la opinión pública un efecto negativo, entre los que se encuentran desestabilizar a Brasil como potencia Latinoamericana, a pesar de que éstas se basen en hechos reales como el aumento al transporte en Rio de Janeiro o Sao Paulo, o los millonarios desvíos de recursos en las construcciones de estadios.
Y es que como refiere Santana, en varias de las sedes mundialistas gobierna un partido diferente al de los Trabajadores, donde las protestas –hechas en su mayoría por sectores populares- están dirigidas a las autoridades locales, en este sentido, menciona, los conflictos más que nacionales son locales, pues lejos de las embestidas de mandataros locales, se puede percibir el apoyo cuasi generalizado a Rousseff.
Uno de los hechos que refuerzan la tesis del académico, es que posterior a la Copa del Mundo, Brasil participará en un encuentro llevado a cabo en Fortaleza, donde participarán potencias emergentes como China, India, Rusia y Sudáfrica, todos miembros del grupo BRICS (por las siglas de cada país).
Respecto a la Copa del Mundo, Santana afirma que en caso de que la Selección que comanda el astro del Barcelona, Neymar da Silva salga avante en el certamen, la propia imagen de Rousseff, la de su partido político y la de Lula Da Silva, se verían beneficiadas, incluso se prevee que una iniciados los juegos, las manifestaciones perderán fuerza.
Asimismo, por tratarse de un fenómeno de alcances políticos, culturales, económicos, sociales y deportivos, de cierta manera representa la “identidad” de América Latina en el plano de lo futbolístico.