En Michoacán, justicia rota para feminicidios

Una justicia rota, a la que sólo se accede por un camino lleno de tachuelas, acompaña el enorme edificio de concreto que alberga los juzgados de oralidad del poder Judicial Michoacano. El anaranjado del cempasúchil es colocado por familiares de víctimas de feminicidio y activistas en montones de tierra que hacen las veces de tumbas, son para recordar a las mujeres que no están, las que se nombran y todas aquellas que permanecen en el olvido.

“Por cada mujer víctima del feminicidio y la violencia que no ha sido nombrada”, “si los jueces hicieran bien su trabajo yo no estaría sin vida”, “por las que no se les reconoce”, rezan los cartelones y cartulinas ubicados en el enrejado y muros de un edificio en donde a la justicia se le dan largas, no llega, se pierde en los laberintos de los procesos judiciales.

Los rostros de Gabriela Pérez, Guadalupe del Toro, Jessica González, observan en imágenes a sus deudos activos, demandando justicia para que sus feminicidios y el de tantas otras mujeres no queden impunes. El esfuerzo e indignación es compartido por activistas, en este caso la Colectiva Feminista Mapas, que hace acto de presencia.

Gabriela Pérez Ayala fue asesinada el 9 de julio de 2019 mientras trabajaba, ella sufría violencia familiar y había logrado una orden de restricción contra su marido Francisco Ignacio O., pero el mandato judicial no sirvió y finalmente fue víctima de feminicidio al ser apuñalada.

La madre de Gabriela coincide en que el Estado Mexicano, manda “al matadero” a las mujeres víctimas de violencia, al no proveerles las garantías de seguridad necesarias frente a sus agresores.

El 23 de diciembre de 2019, Guadalupe del Toro fue asesinada por su expareja Martín. También fue víctima de violencia familiar durante los 16 años que duró su matrimonio; luego de nueve meses de separados, él la golpeó y ahorcó tras enterarse que ella había iniciado una nueva relación.

Verónica del Toro, hermana de Guadalupe, ha denunciado públicamente los retrasos en el juicio oral, el desdén en el actuar de los jueces, y su desprecio por aplicar una perspectiva de género en el desarrollo de las audiencias.

A Jessica González Villaseñor la asesinaron el 21 de septiembre de 2020, la suya no fue una muerte instantánea, la violencia que le infringió Diego U. se prolongó antes y después de su deceso.

El Juicio Oral sobre el feminicidio de Jessica no ha iniciado, la defensa de Diego ha promovido tres amparos, y aunque se ha fallado en su contra en cada uno de ellos, el juez no ha citado nuevamente a audiencia, según lo refiere su madre Verónica Villaseñor.

Rodeadas de micrófonos y cámaras, las familiares de las tres víctimas exigen justicia no sólo sobre sus casos, sino también por todos aquellos feminicidios en los que los procesos permanecen estancados.

Sofía Blanco de la Colectiva Feminista Mapas, lo subraya: “hay familiares de muchas mujeres que no están aquí porque han sido amenazadas y tienen miedo”.

La memoria plasmada en ofrenda, consigna y flores frente al Poder Judicial, recuerda este miércoles, que en casos de feminicidio en Michoacán, la justicia ha estado –y sigue estando- rota.

3 noviembre, 2021

Tags: Feminicidio, Gabriela Pérez, Guadalupe del Toro, Jessica González, Michoacán

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