La inflación en Argentina mostró una caída notable en 2024, cerrando el año en 117,8 %, casi a la mitad de los niveles del año anterior, que llegaron a 211,4 %. Sin embargo, el proceso de desinflación que encabeza el gobierno de Javier Milei ha desatado debates sobre si realmente vale la pena el precio social que se está pagando.
La disminución de la inflación se ha dado en un contexto de medidas de ajuste fiscal y recesión económica que han afectado al consumo. Mientras que desde el Ministerio de Economía celebran estos logros, el sacrificio social es evidente: las tarifas de servicios subieron un 5,3 % y el bienestar de la población se resintió.
Aunque Milei destaca la desaceleración inflacionaria como uno de sus grandes éxitos, muchos se preguntan si esta reducción en la inflación realmente justifica el costo de un bienestar social afectado y un consumo congelado. ¿Está Milei sacrificando demasiado en su lucha contra los precios? La pregunta sigue abierta y divide a los argentinos.