En una escalada alarmante de medidas fronterizas, el buque destructor Gravely, equipado con misiles guiados clase Arleigh Burke y anteriormente utilizado en ataques contra rebeldes hutíes en Yemen, ha sido desplegado hacia la frontera entre Estados Unidos y México. El Comando Norte de Estados Unidos anunció que la nave tendrá un rol activo en la seguridad fronteriza y en la supuesta lucha contra la inmigración ilegal.
“El Gravely se desplegará en el Golfo de América (Golfo de México) para participar en misiones de intercepción de drogas y cualquier otro objetivo considerado una amenaza”, afirmó el general Alexus G. Grynkewich, director de operaciones del Estado Mayor Conjunto del Pentágono.
El despliegue de este buque de guerra, que zarpó desde la Estación de Armas Navales Yorktown en Virginia, se enmarca en las agresivas órdenes ejecutivas de inmigración del presidente Donald Trump, con el objetivo de “restaurar la integridad” de la frontera sur.
Según el Comando Norte, la presencia militar en el Golfo de México también forma parte de un esfuerzo para combatir el terrorismo marítimo, la proliferación de armas, el crimen trasnacional y la piratería. Sin embargo, la decisión ha sido severamente criticada por organizaciones de derechos humanos, que la consideran una medida desproporcionada y peligrosa.
La militarización de las fronteras con buques de guerra con capacidad ofensiva plantea serias preguntas sobre la verdadera naturaleza de las políticas migratorias de Estados Unidos y el riesgo de escalada de tensiones en la región.