AFP / Foto: Getty Images
“Estamos investigando un montón de opciones”, incluyendo la fertilización in vitro y la inseminación artificial. “Pero en este momento estamos dando manotazos de ahogado”, admitió.
¿Cómo exactamente se supone que salvemos a los casi extintos rinocerontes? Resulta ser que un bebé rino de probeta podría ser la solución que buscan desesperadamente expertos de tres continentes. Pero no es cosa fácil.
Los cuidadores del mundialmente conocido Zoológico de San Diego anunciaron esta semana que Angalifu, uno de sus dos rinocerontes blancos del norte, había muerto a los 44 años.
Eso deja a sólo otros cinco miembros de esta subespecie en el mundo: una hembra en este mismo zoológico, tres en África y otro –el único macho que queda– en República Checa.
El casi extinto rinoceronte blanco del norte es una subespecie del rinoceronte blanco, que a su vez es una de las cinco especies de la familia de los rinocerontes, todas ellas en distintos grados de peligro de extinción.
El problema con el blanco del norte es que cuatro de los cinco que quedan ya son ancianos. Están en sus 40 años, cuando su promedio de vida es de 43. Sólo una hembra en Kenia que nació en el año 2000 es aún joven.
“Esto va a ser una seria batalla cuesta arriba. No tenemos duda de eso”, dijo a la AFP Randy Rieches, curador de mamíferos del zoológico de San Diego.
“Estamos investigando un montón de opciones”, incluyendo la fertilización in vitro y la inseminación artificial. “Pero en este momento estamos dando manotazos de ahogado”, admitió.
El verdadero problema, dijo, está en África, donde los rinocerontes han sido presa de cazadores durante décadas. Los rinocerontes blancos del norte han sido prácticamente borrados del mapa a causa de las guerras y de las supuestas propiedades afrodisíacas de sus cuernos, según la organización World Wildlife Foundation.
Hace diez años, unos 30 animales salvajes vivían en libertad en el parque nacional Garamba, en la República Democrática del Congo (RDC). Conscientes de su vulnerabilidad, los ecologistas organizaron el transporte de un puñado de ellos a Kenia, pero las autoridades de RDC bloquearon el viaje diciendo que los rinocerontes debían permanecer en su país.
“Esto terminó siendo una pésima decisión, porque no pudieron protegerlos debido a que estaban en un área muy remota del parque”, dijo Rieches, quien ha trabajado con rinocerontes durante tres décadas.
– Problema: la caza furtiva –
Y los cazadores furtivos se aprovecharon rápidamente de esta decisión. “En determinado momento, venían pandillas de distintos países”, dijo.
“Ahora la caza furtiva de rinocerontes se ha vuelto algo horrendo, porque los precios de los cuernos están por las nubes y los cazadores están usando helicópteros de combate. Los guardabosques del lugar no pueden combatirlos, es casi imposible”, señaló Rieches.
“Literalmente, están arriesgando sus vidas para intentar detener la caza de rinocerontes”, añadió.
Volviendo al dilema más reciente, el experto subrayó la importancia de que los tres lugares donde quedan rinocerontes blancos del norte (zoológicos en San Diego, República Checa y Kenia) trabajen juntos.
Un experto checo visitó California hace un mes y otro alemán viajó recientemente a Kenia a recoger muestras de semen.
“Actualmente, trabajamos en sociedad con todos los que aún tienen este animal”, dijo el experto estadounidense. “Cada uno está intentando su propio método, pero todos trabajamos juntos con estas muestras”.
Específicamente, tienen muestras congeladas de semen. La idea es intentar fertilizar los ovarios en laboratorio o, si esto no funciona, preñar a una hembra de rinoceronte blanco del sur, de las que hay más ejemplares. Pero el resultado no sería un ejemplar puro de rinoceronte blanco del norte, dijo Rieches.
En cualquier caso, la solución no llegará de la noche a la mañana: el período de gestación de las hembras blancas del norte es de 17 meses.
Para Rieches, ésta es una lucha personal. El científico ha trabajado en el grupo de conservación medioambiental San Diego Zoo Global por 36 años y es parte de la junta directiva de International Rhino Foundation.
Si muere el último macho de rinoceronte blanco del norte, se sentirá devastado.
“He dedicado gran parte de mi vida a los rinocerontes. Sería muy tremendo para mí que esto ocurra bajo mi custodia, que ocurra mientras yo esté con vida”, advirtió.