Científicos de la Sociedad Americana del Cáncer concluyeron un seguimiento de diez años a más de un millón de fumadoras y fumadores, llegando a conclusiones que convierten al tabaco en más letal aún de lo que hasta ahora se había demostrado.
Si hasta ahora la academia norteamericana reconocía que en forma directa o indirecta el tabaco es responsable de al menos 21 enfermedades, incluyendo 12 clases de cáncer y mataba medio millón de personas al año en EE.UU. , ahora añadieron a la lista de patologías otras cinco, que hasta ahora no eran consideradas vinculantes con el hábito de fumar, y sumaron con ello unas 60.000 muertes anuales más a las responsabilidades de ese vicio.
Los riesgos de infecciones, enfermedad renal, enfermedad intestinal por menor flujo sanguíneo, y enfermedades respiratorias hasta ahora no vinculadas al consumo de tabaco. Los estudios revelaron en el primer ítem que fumar debilita el sistema inmunológico, por lo que no asombró que los riesgos de infecciones quedara asociados. La enfermedad arterial que producen puede conducir a problemas renales, e incluso minimizar el suministro sanguíneo a los intestinos. El aumento de vulnerabilidad a la infección “puede dar lugar a múltiples enfermedades respiratorias” hasta ahora no asociadas, según la publicación en The New England Journal of Medicine, que reproduce el diario ABC de España.
La OMS confirma vinculación de tabaquismo y Alzheimer
El tabaquismo, aumenta los niveles de homocisteína plasmática, uno de los factores de riesgo comprobados en la aparición de enfermedades mentales, con el Alzheimer en primer término. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta el 14% de los casos de Alzheimer podrían tener vinculación directa con el consumo de tabaco, acorde a distintos trabajos coincidentes. Además del endurecimiento de los vasos sanguíneos del corazón y del cerebro, privando de oxígeno a las neuronas, el tabaco produce estrés oxidativo, una fase previa de la muerte neuronal, asociada a una inflamación presente en los pacientes con Alzheimer.
Estadísticas de la OMS apuntan también que el tabaquismo pasivo, puede aumentar hasta el 78% el riesgo de demencia, particularmente cuando la exposición es domiciliaria y por ende más intensa.
“Como no hay tratamientos disponibles en la actualidad para curar o alterar el curso progresivo de la demencia, es esencial identificar los factores de riesgo modificables para la reducción de la aparición de la enfermedad, retrasar su aparición o reducir su carga”, concluye la OMS.