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El poco difundido plan del revolucionario argentino-cubano Ernesto Che Guevara de luchar en Perú, país que había conocido mucho durante su juventud, resaltó en un conversatorio histórico sobre su lucha en Bolivia.
La actividad fue organizada por el Comité Peruano de conmemoración del 50 aniversario de la caída de Che en Bolivia, que desarrolla un amplio programa de actividades.
La exposiciones estuvieron a cargo de los historiadores Gustavo Rodríguez, embajador de Bolivia en Perú, y Jan Lust, holandés, y fue este quien citó diversos elementos que confirman que la mirada del Che estaba puesta en esta nación en una primera etapa de su gesta boliviana y en Argentina, países a los que quería extender su lucha.
Mencionó testimonios diversos y registros históricos que confirman el interés del revolucionario en desplazarse a Perú tras establecer una nueva base en Alto Beni, en el norte de Bolivia; aunque la opción fue descartada por diversos factores que determinaron que la lucha se hiciera en territorio boliviano.
En función de esa perspectiva es que se habían incorporado a la guerrilla tres peruanos: Alejandro Chang Navarro, Chino; Restituto Cabrera Flores, Negro; y Lucio Gavilán Hidalgo, Eustaquio; y Che tenía una red clandestina de traslado de hombres y armas y otros medios entre los dos países.
Además, dijo Lust, autor del libro ‘Perú: Lucha revolucionaria 1958-1967), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) intentó abrir un frente guerrillero en Sandia, en la región surandina de Puno, colindante con Bolivia.
Rodríguez resaltó al respecto el carácter continental de la estrategia revolucionaria de Che Guevara y a su turno anunció que en los próximos meses publicará una historia voluminosa de la gesta del guerrillero.
En el conversatorio con el público que siguió a las exposiciones, Rodríguez dijo que su libro recoge documentos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y el ejército de Estados Unidos, los cuales echan por tierra especulaciones sobre un supuesto abatimiento derrotista del Che Guevara tras su captura, herido.
Señaló que esos informes, junto a testimonios de militares bolivianos, confirman que mantuvo ‘una actitud de gran integridad moral, intelectual y política’, con intactas convicciones, y ‘sabe que ha sufrido una derrota solo transitoria’ pues otros seguirán su lucha.
Según el historiador, sus investigaciones comprobaron también que la firmeza de Che hizo fracasar todo intento de sus captores de interrogarlo, pues a cada pregunta respondía altivo, interpelándolos, con mucha dignidad.