Cuatro parejas se sometieron a una terapia de fecundación asistida. A las mujeres les extrajeron los óvulos para fecundarlos en laboratorio con el espermatozoide de su pareja. Ocurrió algo digno de la pluma de un novelista contemporáneo: ¿qué tal que insertamos un embrión en la matriz de una mujer que no sea su madre? De acuerdo con un artículo periodístico, esto no es ciencia ficción.
Sucedió en el hospital público Sandro Pertini de Roma, desde el pasado cuatro de diciembre. ¿Y por qué nos enteramos hasta ahora? La protagonista de nuestra historia vivía su embarazo de forma normal –con gemelos–, hasta que en marzo fue a que le hicieran un diagnóstico prenatal para detectar si sus bebés tienen alguna enfermedad genética grave. Entonces, el perfil genético reveló que el código genético de sus hijos no estaba relacionado con el de ella, ni con el de su pareja.
Giuseppe Novelli es el genetista que lidera una comisión que analiza si efectivamente ocurrió el error que esto sugiere y cómo ocurrió. Existe la posibilidad de que la falla sea en realidad del hospital Santa Ana de Roma, donde se dieron los alarmantes resultados. Si este fuera el caso, evidentemente se trataría de un error mucho menos grave, aunque no por eso irreprochable.
