Érika Paz /@Paz3_0
(19 de marzo, 2014).– Durante la presentación del informe “Disentir en Silencio: violencia contra la prensa y criminalización de la protesta, México 2013”, Darío Ramírez, director de la organización Artículo 19, dijo que el principal perpetrador de la violencia contra las y los periodistas son las autoridades. 2013 es el año más violento contra la prensa desde 2007, el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto al frente del país y de Miguel Ángel Mancera en el Distrito Federal”.
Paradójico, por un lado, si se piensa que es el año en que el sistema de seguridad pública se muestra mucho más robusto en comparación con otras administraciones. Por otra lado, subrayó Darío Ramírez se tiene una Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, así como una Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión (FEADLE), en las cuales se establecen mecanismos y protocolos de prevención y atención a la violencia contra las y los reporteros, sin embargo éstos no operan como se estipula en la teoría. “Las instituciones no están siendo efectivas en la seguridad de las personas que se dedican a informar”, aseveró.
En 2013 se registraron 330 agresiones contra periodistas, 6 de cada 10 fueron cometidas por las autoridades. Entre los datos referidos en el informe, se señala que de 2007 a la fecha, cada 26 horas se agrede a un periodista. Además, se menciona que en el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto, se registraron 59 por ciento más agresiones contra periodistas con respecto al 2012.
De las 330 agresiones, 90 por ciento corresponden a personas, 10 a medios de comunicación. 20 por ciento fueron cometidas contra mujeres, un aumento sustancial que se relaciona con la violencia de género. Coahuila, Baja California y Sonora fueron las entidades que registraron un aumento en el número de agresiones contra periodistas. Sin embargo, es el estado de Veracruz el que se ha convertido en uno de los lugares más peligroso en todo el mundo para ejercer el periodismo.
Entre las buenas noticias para la prensa mexicana se encuentra, por ejemplo, que cada vez hay más reporteras y reporteros cuidándose entre sí. El pasado 23 de febrero la prensa salió a las calles en al menos 21 ciudades del país para protestar por el asesinato de Gregorio Jiménez. “Un hecho inédito”, recalcó Darío Ramírez, pero que no fue considerado un suceso de “primera plana en ningún medio de comunicación nacional”, apuntó.
Sin embargo, es preciso señalar que este acontecimiento sí fue registrado por la mayoría de los medios alternativos de comunicación, siendo información destacada en sus portales de noticias. Un hecho sintomático que revela que las instituciones, organizaciones y los observatorios ciudadanos continúan mirando el papel de los medios convencionales, sin mirar las nuevas propuestas informativas que han surgido en los últimos años, y que cuentan con el aval de algunos sectores de la sociedad.
El periodista y escritor Juan Villoro indicó que la labor del periodista consiste en buscar la raíz de los sucesos de violencia, corrupción y crimen organizado, para evitar la propagación de la violencia como tal, lo cual supone ser conscientes de la responsabilidad que tenemos en nuestras manos, pero también exigir las condiciones necesarias para ejercer la profesión, señaló Juan Villoro en la presentación del informe, elaborado por Artículo 19.
Nos hemos acostumbrado a ver noticias sobre asesinatos y violencia. Es por ello que en muchas ocasiones a los periodistas se les llega a acusar de amarillistas, por informar constantemente sobre la escalada de violencia que vive el país. La única manera de acabar con tal estigma es dejar atrás la información superficial y llegar precisamente al fondo de los sucesos, expresó Villoro a todos los presentes en el Centro Cultural España, donde se dieron cita, periodistas, activistas defensores de derechos humanos y sociedad civil.
Puesto que “la noticia no es la sangre, la noticia es la sangre que se pierde por informar”, dado que en los últimos años de gobierno, el cinismo de las autoridades ha mancillado la labor periodística. “Empieza a sonar prácticamente como una fórmula que es la que caracterizó al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que es el cinismo, hemos pasado del desconocimiento de Calderón a un progresivo reconocimiento del problema sin que esto redunde en soluciones”, afirmó Juan Villoro.
Con Felipe Calderón se repitió el discurso estadounidense en el que ideó un enemigo exógeno, sin embargo, Estados Unidos ha necesitado históricamente construir enemigos externos, a quienes configura con detalle y les conoce del todo. Lo mismo sucedió con la narrativa del periodo calderonista respecto al narcotráfico. Se creó un enemigo del que se informaba oficialmente, pero seguimos sin saber absolutamente nada de lo que ocurre en la cúpula donde se toman las decisiones de este país, indicó.