Pável Uliánov Guzmán / @PavelUlianov
En sus libros Las venas abiertas de América Latina y Memoria del fuego, Eduardo Galeano trasmite una visión de la historia que critica el pasado, denuncia el presente y propone el futuro; una historia viva, literaria, comprensible, pero sobre todo, una historia que invita a la trasformación.
Galeano en Las venas abiertas de América Latina escribió que “la historia es un profeta con la mirada vuelta hacia atrás: por lo que fue, y contra lo que fue, anuncia lo que será”, en otras palabras, en el desarrollo de éste libro, critica fuertemente el pasado latinoamericano, exponiendo el saqueo sistemático que ha sufrido América Latina desde la Conquista (oro, plata, cobre, azúcar, caucho, cacao, café y petróleo), el exterminio de los pueblos originarios y la esclavitud. “la historia de América Latina es la historia del despojo de los recursos naturales”.
Así, mismo, en la segunda mitad del libro, denuncia el presente, desentraña las funciones del capitalismo a través del Fondo Monetario Internacional, la importación de capitales como forma de dominación y la división internacional del trabajo “la división internacional del trabajo consiste en que unos países se especializan en ganar y otros en perder. Nuestra comarca del mundo, que hoy llamamos América Latina, fue precoz: se especializó en perder desde los remotos tiempos en que los europeos del Renacimiento se abalanzaron a través del mar y le hundieron los dientes en la garganta”.
A continuación, en la parte final de ésta obra, propone que las lecciones derivadas de nuestra historia sirvan para la rebelión e integración de Latinoamérica, análisis que comúnmente se deja de lado en las academias y en las reseñas sobre su trabajo histórico “la causa nacional latinoamericana es, ante todo, una causa social: para que América Latina pueda renacer de nuevo, habrá que empezar por derribar a sus dueños, país por país. Se abren tiempos de rebelión y de cambio”.
Por otro lado, en la trilogía de Memoria del fuego, Galeano plantea escribir una historia llena de vitalidad, libre y trasformadora “Yo fui un pésimo estudiante de historia. Las clases de historia eran como visitas al Museo de Cera o a la Región de los Muertos. El pasado estaba quieto, hueco, mudo. Nos enseñaban el tiempo pasado para que nos resignáramos, conciencias vaciadas, al tiempo presente: no para hacer la historia, que ya estaba hecha, sino para aceptarla. La pobre historia había dejado de respirar: traicionada en los textos académicos, mentida en las aulas, dormida en los discursos de efemérides, la habían encarcelado en los museos y la habían sepultado, con ofrendas florales, bajo el bronce de las estatuas y el mármol de los monumentos”.
En otro texto, La teoría del fin de la Historia: El desprecio como destino, Galeano combate la idea llamada el final de la historia “los nuevos dueños de estas tierras prohibieron recordar la historia, y prohibieron hacerla. Desde entonces, sólo podemos aceptarla”. “Nos han impuesto el desprecio como costumbre. Y ahora nos venden el desprecio como destino”.
Galeano fue un historiador que no alteró los hechos, al contario, descubrió a los falsificadores de la historia y combatió la historia oficial, demostró como la historia era mutilada y vendida. En el devenir de su obra, nunca fue neutral, decidió tomar parte del lado de los vencidos y los nadie (Eduardo Galeano, cronista de la esperanza, escribiente del dolor/ Roitman Marcos).
Otra característica de los escritos de Galeano, es que en palabras justas y sencillas, explicó la historia, “recogió episodios, sentimientos e ideas de nuestra historia que más lo impactaron y nos las devolvió de modo que no se nos olvidara” (Galeano mostró una historia de AL estremecedora/ Poniatowska Elena).
Finalmente, es preciso enfatizar que Galeano nutrió a la historia con literatura, e historizó la economía según sus propias palabras al “estilo de una novela de amor o de piratas”.
“Hay un único lugar donde ayer y hoy se encuentran y se reconocen y se abrazan. Ese lugar es mañana” Galeano (1940-2015).