(16 de enero, 2014).- En ningún lugar se siembra un limón con la calidad del que se produce en Tecomán, Colima. Su tamaño, su cáscara, su jugo, y su precio, le han valido reconocimiento internacional.
Hoy los productores tienen hectáreas desoladas pues han tenido que derribar su cosecha debido a la presencia de un virus que aseguran, ingresó y se expandió a causa de la indolencia gubernamental que permitió la entrada sin regulación sanitaria de limón importado por Citrojugo, empresa a la que ni siquiera se ha investigado porque según dicen los limoneros, ellos pagan candidaturas completas
-ellos nalguean gobernadores, así de fácil, porque pagan gran parte de la campaña
Hoy se han perdido más de 300mil hectáreas de cultivo de limón, 20 mil familias se han quedado sin empleo y los productores viven una situación desolada, por su parte, el consumidor ha sido afectado con un aumento aproximado de 35% del producto. Los más de 90 mil árboles derribados no solo representan pérdidas financieras
Para mi refleja un dolor, tumbar todo esto se llevó una parte de mi corazón, este cultivo es la esencia de los tecomenses, la mayor parte dependemos de un árbol de limón, no te imaginas el amor que le puede uno llegar a tomar a este cultivo… pero no podemos quedar lamentándonos, ahora estamos probando con tomates y oh sorpresa, se cayó el precio, el comprador me ofreció pagar a peso, prefiero meterle rastra o poner a regalarlos en la carretera
Limón en peligro, productores en lucha
Después de bloquear carreteras y presionar en las sedes de los poderes públicos, los productores lograron que los diputados y el secretario general de gobierno firmaran un documento donde aceptaban negligencia y se comprometían a pagar la cantidad de 10mil pesos por hectárea perdida a los productores, recursos que serían utilizados para combatir la plaga y salvar los cultivos. Hasta la fecha los acuerdos no se han cumplido, a pesar de haber ganado un amparo.
Pero el virus HLB no lo es todo, el campo colimense también enfrenta el problema de la comercialización, hay muchos intermediarios y tienen el poder de determinar los precios a su conveniencia, les venden los insumos para producir cada vez más caros y les compran la cosecha cada vez más barata.
No hay interés del gobierno para controlar esta situación, dicen, es un monopolio de amigos, los amigos que apoyan campañas políticas, para ellos si hay apoyos, para los ricos, por eso el gobierno les impone dirigentes dirigidos, para controlarlos, para malversar el dinero que llega para el campo o destinarlo al beneficio de unos pocos.
Los limoneros se cansaron de la situación y decidieron agruparse de manera independiente, más de 2500 productores crearon el Consejo Limonero del Estado de Colima A.C. y se dieron a la tarea de elegir a sus propios representantes, sin embargo el gobierno no los reconoce, y cuando destina recursos económicos lo hace hacia otro consejo limonero con apenas 300 afiliados, el cual es dirigido por el director de la Comisión Estatal del Agua. Por su parte, los medios no les dan foro, aunque paguen pues están controlados por el gobierno.
Este gobierno que está para hacer justicia no defiende al pueblo ni a los productores, es un engaño, por primera vez tenemos representantes legítimos y no los quieren reconocer, nos quieren tener controlados con el pie en el pescuezo, tenemos que unirnos para hacer fuerza…
Así es el sistema aquí en colima cuando menos, imagínense si así es en todo el país
Precisamente esta es una situación generalizada del campo en México, no solo se pierden hectáreas enteras de cultivos y empleos sino que hay estancamiento, dependencia alimentaria y un excesivo uso de agrotóxicos que ponen en peligro la salud de los mexicanos. El TLC ha demostrado ser en México un instrumento para los monopolios de empresas que ahora han secuestrado a los gobiernos y determinan políticas, ante ello, campesinos y productores como los limoneros de Tecomán comienzan a buscar alternativas de producción, comercio y organización, sobre todo ahora que EPN ha anunciado una reforma profunda al campo, lo cual ha decir de Víctor Suárez Carrera, presidente de la ANEC, los tiene mal y de malas.
Héctor Wech