A pesar de que por un lado el gobierno de México ha entrado en shock con los discursos y primeras acciones antiinmigrantes de Donald Trump a sólo un mes de haber iniciado su mandato, por otro lado se ha convertido «en el país que hace el trabajo sucio» a Estados Unidos deportando centroamericanos.
Así lo denunció la directora para las Américas de Amnistía Internacional (AI), Erika Guevara-Rosas, al asegurar que durante 2016 México aumento hasta 200% las deportaciones de personas de El Salvador y 150% de guatemaltecos y hondureños.
A decir de la directora de AI, el año pasado se agudizó la violencia en los países centroamericanos, particularmente en Guatemala, El Salvador y Honduras, que «están expulsando un gran número de personas».
No obstante, México se ha convertido en el patio trasero de Estados Unidos, haciéndole el trabajo rudo para contener el flujo de indocumentados.
Por lo que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, el 20 de enero, solo «viene a agudizar una crisis» que ya era dramática para miles de personas que ya no están huyendo de la pobreza, sino de la violencia de los grupos del crimen organizado.
América, dijo, «continúa siendo la región más desigual y más violenta de todo el mundo» y los líderes políticos están «utilizando el discurso de la soberanía y la seguridad» para asumir el poder casi totalitario y violar los derechos humanos de millones de personas.
Con este escenario consideró que hay una «regresión histórica» con casos particularmente preocupantes, entre ellos el de Estados Unidos a raíz del triunfo de Trump en las elecciones presidenciales de noviembre pasado.