Antonio Aguilera / @gaaelico
La capacidad de movilización, de protesta y de manifestación de las inconformidades de todo tipo, forma parte del ADN social de todos los michoacanos, toda vez que la historia y la tradición de los movimientos sociales y políticos en el estado, arrastra un bagaje de más de 200 años.
Diversos investigadores de la historia, han expuesto todos los fenómenos sociales que se sucedieron en la entidad en los dos últimos siglos, en una investigación titulada “Movimientos Sociales en Michoacán en los Siglos XIX y XX”, editado por la Facultad de Historia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
La conclusión de esta, es que la capacidad de protesta y manifestación, los michoacanos la tienen hasta en la médula y que a su vez, esta virtud forma parte de la historia de Michoacán, un estado que en diferentes momentos, se ha colocado en la primera línea de la transformación del país.
No es casualidad que durante varios siglos ha sido cuna de grandes movimientos que no sólo forjaron la nación, sino sus mejores hombres y mujeres, así como sus mejores causas.
Las organizaciones sociales, estudiantiles, políticas y hasta de grupos vulnerables en Michoacán le arrancaron al estado y a los regímenes gubernamentales sus conquistas y derechos a fuerza de manifestaciones y protestas, proceso que costó la vida a muchos activistas.
Michoacán ha sido una de las entidades en donde el activismo político está acendrado en sus habitantes, los cuales tiene la capacidad y la inclinación a organizarse ya sea para exigir la atención a sus demandas o para levantar banderas de transformaciones, que han definido la historia del país.
Allí están los ejemplos de Miguel Hidalgo en el Colegio de San Nicolás; de Inés Chávez en la etapa revolucionaria, del Cardenismo y de Elí de Gortari en 1966.
Sin embargo, el activismo político en Michoacán nació de la mano de los jesuitas al interior de los muros del Ex Colegio Jesuita en Pátzcuaro y del Colegio de San Nicolás en la entonces Valladolid. La educación liberal y afrancesada que los monjes impartieron durante años, hasta su expulsión en 1767, dejó un simiente de activismo en sus alumnos, el cual sería puesto en práctica por los insurgentes que se alzaron en contra del Virrey en 1810, en especial los michoacanos Miguel Hidalgo (cuando nació la Hacienda de Corralejo pertenecía al obispado de Michoacán) y José María Morelos.
De acuerdo a la serie de artículos que contiene el libro Movimientos Sociales en Michoacán en los Siglos XIX y XX, editado por UMSNH, el mayor activismo político en el estado se ha manifestado siempre al interior de los muros universitarios, de las escuelas y del campo.
No obstante, el mayor movimiento social y político, que dejó políticas y símbolos de gran calado en Michoacán, fue el cardenismo. En el siglo XX, por ejemplo, sus habitantes vivieron y muchos participaron en los diferentes momentos del proceso revolucionario.
Y otros, como destaca la investigación de Alejo Maldonado Gallardo de la Facultad de Historia de la UMSNH, fueron los que participaron, “en las luchas por la tierra de las comunidades, como las lideradas por Miguel de la Trinidad Regalado allá por la región de los once pueblos; unos más tarde y con el mismo fin, con Primo Tapia en la zona lacustre de Pátzcuaro y en las ricas tierras de la ciénega de Zacapu; y, años más adelante, en la reforma agraria con el general Lázaro Cárdenas”.
Sin embargo, en la entidad también se manifestaron movimientos sociales inclinados hacia la derecha y el conservadurismo. La académica del Colegio de Michoacán, Verónica Oikión Solano, refiere en sus investigaciones el inicio del Partido Acción Nacional y el grupo paramilitar conocido como la Unión Nacional Sinarquista.
En el contexto de la administración del presidente Cárdenas, el Partido Acción Nacional nació a la vida pública en septiembre de 1939 como una organización política militante de derecha, en cuyo seno albergó “a personas procedentes de grupos católicos, capas medias, empresarios y profesionistas conservadores”.
“Se ha dicho, que con excepción de sus integrantes, nadie le auguraba una larga vida al PAN. Surgió a la luz pública en el último tramo del sexenio cardenista “como reacción a las reformas realizadas en ese periodo”, subraya la investigadora, y añade que el elemento aglutinante era su oposición a la administración presidencial de Lázaro Cárdenas, “y su temor al socialismo”.
Sus principios doctrinarios -inspirados en conceptos cristianos y de ascendencia liberal- privilegiaban al hombre como ente individual; se lanzaban contra el derecho de huelga, y, por supuesto, hacían una defensa acérrima de la propiedad privada, pronunciándose en contra de la reforma agraria.
Y ya sean de izquierda o de derecha, Michoacán ha estado presente a lo largo de su historia, en los movimientos sociales más relevantes de nuestro país. De las aulas, del campo y de las ciudades del estado, han brotado grandes tendencias políticas y sociales que han definido la faz de México.