“Se pregunta y se cuestiona una y otra vez ¿por qué las mujeres no ponen una denuncia?, ¿por qué?, ¡por el pinche sistema misógino!, porque tenemos un sistema de justicia que es totalmente parcial, que no defiende los derechos de las víctimas”, asegura Verónica, hermana de Guadalupe del Toro Morales, víctima de feminicidio en Michoacán.
Asesinada el 23 de diciembre de 2019, la justicia para Guadalupe ha recorrido un largo y lento camino en las salas de oralidad del Poder Judicial michoacano, en donde su familia manifiesta dolor y soledad frente al desaseo que observan en el proceso, así como de la indiferencia social sobre este caso.
La exigencia de justicia por el feminicidio de Guadalupe no es multitudinaria, los medios de comunicación no se pelean los lugares para abarrotar las salas cuando se desarrollan las audiencias, y son pocas las organizaciones que se hacen presentes para brindar su apoyo a la familia, una de ellas, la Colectiva Feminista MAPAS que desde ayer por la noche difunde un video con los familiares de Guadalupe alzando la voz.
La falta de presión social es anestesia para que el juicio no se desarrolle de manera fluida, para que no se suspendan las audiencias, para que las autoridades asuman con toda seriedad la labor que les ha sido mandatada por Ley.
El reclamo de Verónica Del Toro es sentido: “No podemos seguir permitiendo la negligencia, la discriminación, la omisión, ¡necesitamos justica!, ¡basta de la indiferencia!, necesitamos acciones con sustento, el derecho a la justicia y el derecho a la verdad es de todas y de todos”.
Miércoles y jueves se realizaron audiencias en el juicio oral de la causa penal 1004/2019 que se sigue en contra de Martín, expareja de Guadalupe y padre de sus dos hijos, quien es acusado como presunto responsable del feminicidio.
Guadalupe tenía 36 años cuando fue asesinada, ocho meses antes se había separado de Martín luego de 16 años de vivir juntos. Era una callada víctima de violencia, pocos en su familia lo sabían; hasta después que decidió salirse de su casa en abril de 2019 algo supieron de ello.
Ya separados, él buscó “celarla” saliendo con otras personas, pero a Guadalupe no le importó. Otra historia fue cuando ella entabló una nueva relación y Martín se enteró el 22 de diciembre de 2019. Al día siguiente, Guadalupe estaba muerta.
A la audiencia del miércoles acuden cinco testigos, tres de ellos elementos policiacos que detuvieron a Martín el 28 de diciembre de 2019 por conducir sin casco una motoneta. Cuando verificaron la posesión de vehículo se dieron cuenta que tenía reporte de robo, se trataba de la motocicleta roja de Guadalupe.
Otra testigo más, era amiga de Guadalupe y acudía con ella para que le arreglara el pelo, fue la última en hablar con ella. Habían quedado de verse para que Guadalupe la arreglara en vísperas de los festejos de Noche Buena; al teléfono escuchó a Guadalupe diferente, tensa y cortante, lejos estaba de imaginar que del otro lado de la línea la estilista estaba en sus últimos momentos de vida.
Guadalupe y Martín discutieron, él la subió por la fuerza a su camioneta en la que días después, el Ministerio Público encontró máculas de la sangre de ella.
Unas bolsas negras para la basura y largos trozos de cinta canela, envolvieron el cuerpo de Guadalupe semienterrado en las inmediaciones la colonia La Aldea. Ahí fue localizado siete días después del feminicidio.
“Suegra, Lupita no aparece”, fue el comentario que Martín le hizo a la madre de Lupita el 24 de diciembre por teléfono. Luego vendrían las acciones de la familia para reportar la desaparición y permanecer a la espera de alguna noticia.
La necropsia reveló que Guadalupe falleció de asfixia mecánica por estrangulamiento.
“¡Basta ya de un sistema de justicia parcial!” exige Verónica, hermana de Guadalupe a 20 meses del feminicidio, luego de suspensiones constantes en las audiencias, de la falta de asistencia de los testigos convocados y del continuo cambio de defensores de Martín que han dilatado el proceso.
“Las familias que enfrentamos estos procesos vemos cómo se garantizan los derechos de los acusados pero no los de las víctimas, las víctimas y familias son revictimizadas ¡ya basta de eso!”, refiere.