Waldemar Aguado / @Walo3_0
Los neosolteros, es una tendencia que rechaza los clichés de la sociedad y decide llevar una vida como “soltero por convicción”.
Y aunque pareciera, este término no es nuevo, en 1999 Carmen Alborch escribió un libro llamado “Solas: gozos y sombras de una manera de vivir” en el que los define como profesionales muy calificados, desenvueltos, competentes, seguros de sí mismos, con un alto nivel cultural.
A los neosolteros les gusta disfrutar la vida al máximo, entre sus prioridades se encuentra viajar al menos una vez al año, estar al día con la tecnología y visitar restaurantes y bares con amigos. Además, su preparación profesional es un área que alimentan estudiando posgrados y no dudan en aceptar trabajos en otra ciudad o país.
Los que siguen esta tendencia, no se dejan guiar por las presiones sociales, que marcan una pauta sobre cómo llevar la vida para ser feliz: estudiar una carrera, trabajar, tener una pareja estable, casarse y tener hijos.
La forma en que conocen prospectos para pareja es a través de familiares o amigos, pero mientras más tiempo pasan solos se vuelven más exigentes al elegir incluir a alguien en su vida. En el aspecto sexual, los encuentros son constantes, en México, según la Encuesta Nacional de Salud y Vida Social, tres de cada diez solteros tienen sexo una vez a la semana.
Alrededor de 62 por ciento de personas que conforman este grupo son hombres y 28 por ciento, mujeres, aunque el porcentaje de mujeres está subiendo constantemente.
Este fenómeno se ha estudiado a través de los hogares unipersonales (habitados por una sola persona), los cuales tuvieron un aumento importante en los 90’s. Según el censo del Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) del año 2010 el 9 por ciento de los hogares mexicanos, son unipersonales.
No obstante, los expertos consideran que es muy pronto para determinar si esta tendencia es sólo una moda o un estilo de vida auténtico que llegó para quedarse.