(28 de marzo, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- Pertenecer a la red familiar de Atlacomulco; haber nacido o trabajado en ese territorio; tener un cargo de elección popular o bien haber ejercido algún cargo en la administración pública; combinar negocios (familiares) y política; trato ‘diplomático’, fuerza y ‘dureza’ a la hora de la toma de decisiones políticas y habilidad de negociación (compra) con otros grupos políticos, son los requisitos para formar parte del selecto grupo de Atlacomulco, según el escritor Alfredo Elizondo.
“El peligro para México fue Hank González, quien instruyó y así creó a una serie de políticos priistas que siguieron su ejemplo bajo una estrategia de obtención de intereses personales, respaldada por una estructura económica donde los accionistas eran y son un conjunto de políticos que se auto nombró ‘Grupo Atlacomulco’, con cuantiosas inversiones en el sector político se obtuvo el poder, que tiene como resultado la irracional acumulación de riqueza y el daño permanente a la sociedad en general, porque ellos son parte fundamental de la maquinaria neoliberal que ha acelerado la debacle de este país”, afirma la antropóloga María José Puente.
Y agrega “favorecer y apoyar compañías, incluso en negocios que podrían considerarse al margen de la ley, seguido de la creación de empresas fueron los puentes para obtener fondos y alcanzar sus objetivos políticos. Hoy en agradecimiento a esas conexiones, quien tiene el mando mayor (pero no por eso es el líder), Enrique Peña Nieto, crea y agiliza megaproyectos como los del Plan Nacional de Infraestructura Sexenal, formado a modo para favorecer a los políticos – empresarios pertenecientes al grupo-, por medio de contratos millonarios, ya que los rubros de infraestructura mantienen alto presupuesto, siendo el social uno de los dos últimos en importancia”.
Además explica que, “introdujeron dichos miembros del grupo a sus hijos y otros familiares en el negocio de la política, ya manteniendo una base económica sólida se dio paso a la compra de conciencias y de votos. Así, como ya es una tradición en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por más delitos que se te imputen, si tienes riquezas, con ellas puedes comprar una candidatura presidencial y/o una campaña política en la empresa televisiva más importante del país”.
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Puente comenta, “Enrique Peña Nieto, miembro de dicho grupo y caracterizado con obtener de manera ilícita el poder, instauró de manera más profunda el neoliberalismo en el México de 2012. Sin embargo, éste es solamente la careta junto a su grupo, de un sistema capitalista neoliberal al que sirven y que ha tenido mayor auge con el priismo, que también se caracteriza por instaurar un capitalismo brutal”.
“El grupo Atlacomulco ha mantenido su poderío gracias a que ha sabido extender una red política de corrupción, compra de lealtades, imposiciones y otras tácticas capitalistas, con el fin de conservar y heredar el mando de generación en generación, porque incluso los espacios 2000-2012, éstos nunca han perdido el mando del país”, afirma el investigador social Armando Montiel.
Agregando “lo que el presidente del Consejo Nacional del partido político MORENA detalló sobre el “Grupo Atracomulco”, no podría estar fuera de la realidad, en efecto una de sus piezas claves ha sido el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, quién permaneció agazapado y en bajo perfil desde la masacre de Acteal, para resurgir en 2012 y aniquilar artículos fundamentales (25, 27, 28 y 123), con lo que iniciaría el primer paso de una época regresiva y dañina para el país”.
Y agrega que, aunque Luis Videgaray no es oriundo de Atlacomulco, sí es un “heredero político” de Arturo Montiel, siendo uno de los más sobresalientes, hoy operador de los recursos de las arcas nacionales a través de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP), quién a su vez eligió a Alfredo del Mazo Maza director de Banobras, “la misión de este político era posicionar de manera contundente al equipo atlacomulquense priísta, reafirmando que la vía para mantener el poder, es la económica”.
Convencido de que “esto quedó claramente demostrado cuando el banco, bajo la dirección de Alfredo del Mazo, pagó poco más de 1,332 millones de pesos a una de las empresas de Hinojosa Cantú, siendo su padre quién había generando ese contrato en el Estado de México, siendo gobernador hace ya mucho tiempo; se pueden observar los evidentes andamiajes del negocio de la familia y amigos de Atlacomulco, los elementos están en todas las instituciones gubernamentales desde hace muchos años, cuando iniciaron su proyecto de compra y venta del país mantienen nexos con cualquier potencial socio que genere grandes inversiones y fuerza, así que se nutren de los poderes empresariales, pero también de los círculos influyentes religiosos”, explica Montiel.
Puente afirma “las reformas que se atrevió a ejercer Peña Nieto no era una idea propia, o de un equipo de trabajo ‘gubernamental’. La laboral, la educativa, la fiscal y la energética, que afectan a los trabajadores, a los maestros, a los comerciantes y empresarios, y a la población en general que padecerá la gran entrega del territorio a Estados Unidos, son negocios pactado desde hace décadas, por las cúpulas empresariales y políticas encabezadas por las derechas (principalmente por el PRI), tomando como mediador a Peña Nieto”.
“En México, el 1.7% de la población concentra casi el 90% de la riqueza, pues en 30 años no ha crecido la economía, existe estancamiento, falta de interés por el desarrollo y con ellos Peña Nieto parece buscar la aceleración de la tragedia económica mexicana, que desencadenará la social”, puntualiza Montiel.
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