Policías de algunos departamentos de Bolivia se amotinaron este viernes en cuarteles para pedir la renuncia del presidente Evo Morales, en lo que se avizora como un intento de Golpe de Estado.
La fecha prevista es el lunes 11 de noviembre, un par de días antes que la Organización de Estados Americanos (OEA) declare si ha habido irregularidades en la elección que le ha dado la victoria a Evo Morales en primera vuelta el pasado 20 de octubre.
En Cochabamba, las imágenes de televisión mostraron a los uniformados en la azotea del cuartel, mientras reclaman la destitución del comandante de la Policía Boliviana en Cochabamba, Raúl Grandy.
El motín policiaco acontece en medio de violentas protestas protagonizadas por grupos de choque incitados por la oposición, que han hecho que la tensión crezca durante las últimas dos semanas.
Con actos violentos que han alcanzado a la población, entre ellos, mineros e indígenas que defienden la legitimidad de la elección, los detractores se dividen entre quienes exigen la anulación de las elecciones y quienes piden la renuncia de Evo Morales, a pesar que su mandato constitucional sigue vigente hasta enero de 2020, al haber sido electo en 2014 con más del 60% de los votos.
El pasado 6 de noviembre, la alcaldesa de Vinto por el MAS-IPSP, Patricia Arce, fue secuestrada por una turba opositora, golpeada, torturada y obligada a caminar descalza; incluso la pintaron de rojo y le cortaron el cabello, para luego quemar la sede de la alcaldía.
El presidente del Comité pro Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, es uno de los personajes que ha encabezado las protestas violentas contra el gobierno, con diversos llamados a la confrontación e incluso a la persecución de gente afín al MAS-IPSP.
Entre sus más polémicos discursos, destaca cuando anunció que, al estilo de Pablo Escobar, empezaría a hacer listas para identificar a sus “enemigos”. Ahora, exige la renuncia del presidente y convoca a las Fuerzas del Orden para que se unan a su lucha, ignorando a los casi tres millones de bolivianos y bolivianas (47,08%) que han votado por Morales.