Sexualidad


¿Qué es la flacidez vaginal?

La flacidez vaginal no se considera una enfermedad como tal, tampoco implica una disfunción ni mucho menos un defecto. De acuerdo a los expertos en salud femenina, la flacidez vaginal es una condición que podría considerarse “natural” aunque mejor dicho es resultado de los cambios del propio cuerpo.

Sin embargo, su presencia causa preocupación e incomodidad en las mujeres y aunque existen soluciones médicas, muchas prefieren callarlo por vergüenza o miedo a ser juzgadas.

La flacidez vaginal no existe propiamente como una enfermedad, pero sí aqueja hasta el 63 por ciento de las mujeres entre 25 y 45 años que por lo menos, hayan tenido un parto. Así lo indican numerosas encuestas.

El síntoma principal es la sensación de soltura en la zona íntima y se llega a percibir más cuando se tienen relaciones sexuales. De ahí que un 80 por ciento de las mujeres con esta condición deciden callarse y solo un 20 por ciento lo comenta con su ginecólogo para buscar una solución.

El principal problema que trae la flacidez vaginal en la vida de la mujer que la padece, es la disminución de la vida íntima y no precisamente porque haya menos deseo sexual, sino porque afecta más a nivel psicológico. Esto puede provocar que la seguridad en la cama baje e incluso algunas mujeres se sienten “culpables” de no sentir el mismo nivel de satisfacción con su pareja.

Más allá del plano sexual, la vagina no sufre ningún cambio grave que pueda comprometer la salud de las mujeres, pero aún así se han desarrollado tratamientos para recuperar la forma y tamaño original.

Algunos de los tratamientos que puedes tratar son:

 Rehabilitación del suelo pélvico

Este método es considerado por los especialistas como clásico y con resultados más lentos. Consiste en el fortalecimiento de la pelvis mediante la realización de ciertos ejercicios. Esta alternativa es la “menos efectiva” en el sentido de que muchas mujeres renuncian antes de lograr resultados, aún así es la menos dolorosa o riesgosa.

Cirugía de corrección

Este método es más invasivo que el anterior y solo se puede realizar en casos extremos en los que la vagina ha sufrido demasiado daño o estiramiento. La cirugía consiste en la reconstrucción del tejido vaginal y solo puede ser determinado por un especialista.

Algunos de los riesgos de este método es sufrir alguna hemorragia o dispareunia, que es el dolor que se siente durante el coito.

10 marzo, 2020
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