El panorama religioso en países occidentales como Estados Unidos y España ha experimentado un declive significativo en las últimas décadas. Según Gallup, en 1952 el 98% de los estadounidenses creía en Dios, cifra que en 2022 descendió al 81%. En España, el número de católicos practicantes ha caído a un 19%, mientras que el porcentaje de personas no creyentes y ateas ha alcanzado un 34% en conjunto, según el Observatorio del Pluralismo Religioso. Sin embargo, este fenómeno no implica la desaparición de la fe, sino su transformación, impulsada en gran parte por la tecnología.
La hermana Ilia Delio, teóloga en Villanova, Estados Unidos, asegura que la fe no ha desaparecido, sino que ha adoptado nuevas formas. “Esto cambia realmente nuestra forma de pensar sobre Dios y la espiritualidad”, comenta. Teléfonos inteligentes, redes sociales e inteligencia artificial han modificado cómo las personas encuentran respuestas espirituales, se conectan con comunidades y expresan su fe. En Suiza, una iglesia ha implementado un “Jesús de inteligencia artificial” en un confesionario, y en Japón, robots como Mindar representan figuras religiosas en templos budistas. ¿Podría esta fusión entre tecnología y espiritualidad marcar el inicio de un renacimiento religioso?
Religión en redes sociales: el altar digital
Hoy en día, plataformas como TikTok, Instagram y YouTube han democratizado el acceso a la religión. Hashtags como #diwali y #easter permiten a los usuarios descubrir y compartir tradiciones religiosas de todo el mundo. Influencers como Melinda Strauss, una judía ortodoxa moderna, y el imán Sabah Ahmedi, creador del proyecto Young Imam, utilizan las redes sociales para educar y disipar mitos sobre sus respectivas religiones, alcanzando a millones de seguidores.
Además, aplicaciones móviles ayudan a los creyentes a practicar su fe: desde localizar espacios de oración para musulmanes hasta explorar rituales budistas en vídeos animados. Este acceso global a prácticas y creencias ofrece nuevas perspectivas y posibilidades de conexión. Como dice Robert Geraci, académico especializado en religión y tecnología: “Ahora tenemos acceso a ideas religiosas de todo el mundo, algo impensable hace unas décadas”.
Inteligencia artificial: una herramienta espiritual
La inteligencia artificial está jugando un papel crucial en esta transformación. Líderes religiosos como Caru Das Adhikary, sacerdote del templo Sri Sri Radha Krishna en Utah, utilizan herramientas como Google Gemini para convertir versos sánscritos en raps contemporáneos. Por otro lado, Ed Stetzer, decano de la Facultad de Teología Talbot, emplea ChatGPT para investigar y enriquecer sus sermones.
Sin embargo, esta innovación tecnológica no está exenta de críticas. El rabino Pinchas Goldschmidt advierte sobre la falta de contexto y personalización en las respuestas generadas por IA, lo que podría limitar la profundidad espiritual de las interacciones. “Estamos perdiendo el toque humano y la conexión emocional”, señala.
Robots y espiritualidad: los nuevos guías religiosos
En todo el mundo, robots diseñados con fines espirituales están emergiendo como herramientas para fomentar la conexión religiosa. SanTO, un robot inspirado en estatuas religiosas, ayuda a personas mayores o con movilidad limitada a explorar oraciones y enseñanzas bíblicas. En Pekín, el robot Xian’er enseña los principios del budismo y recita mantras. Incluso rituales religiosos han comenzado a adoptar robots para promover prácticas éticas, como en el templo Irinjadappilly de India, donde un elefante robótico reemplaza a uno vivo.
Estos avances reflejan una convergencia entre tradición y modernidad, reimaginando el papel de la religión en un mundo digital. Aunque la fe organizada pueda estar en declive en algunas regiones, la tecnología está abriendo nuevas puertas para la espiritualidad, demostrando que el futuro de la religión podría ser tan innovador como diverso.
