Oréshnik: El Misil Hipersónico que Rusia Guarda Como Poder Disuasivo
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, afirmó este jueves que su país está listo para desplegar el misil balístico hipersónico Oréshnik si las circunstancias lo requieren, pero subrayó que no tiene prisa por hacerlo. Según el mandatario, esta poderosa arma de alcance intermedio, capaz de alcanzar hasta 5,500 km, se mantiene como un recurso estratégico reservado, reflejando una postura de no escalación en el conflicto.
Respuesta Recíproca en el Conflicto con Ucrania
En el marco del conflicto con Ucrania, Putin aseguró que las fuerzas rusas responden de manera proporcional a los ataques realizados por el régimen de Kiev. Como ejemplo, destacó que ante el uso de entre cinco y siete sistemas ATACMS por parte de Ucrania, Rusia lanzó un ataque con más de 200 armas de alta precisión de largo alcance.
“Si vemos que es necesario emplear un arma más poderosa de alcance medio, sin duda utilizaremos el Oréshnik. Pero no tenemos prisa, ya que esta es un arma diseñada para resolver problemas específicos”, subrayó Putin.
Producción y Despliegue Estratégico
Putin anunció que Rusia ha iniciado la producción en serie del Oréshnik, con planes de desplegar parte de estos misiles en Bielorrusia. No obstante, reiteró que su utilización no es inminente, aunque “no se descarta emplearlos si surge la necesidad”.
El presidente también resaltó que el Oréshnik es un desarrollo completamente nuevo basado en la experiencia rusa y no una modificación de misiles soviéticos. Además, afirmó que estos proyectiles son imposibles de interceptar, posicionándolos como una herramienta clave en la estrategia militar rusa.
Un Logro Histórico en Tecnología Militar
Putin calificó el reciente lanzamiento del Oréshnik como un “acontecimiento histórico en el campo de los cohetes y el espacio” sin parangón en la actualidad. Este desarrollo, según el mandatario, representa el liderazgo tecnológico de Rusia en el diseño de armas hipersónicas.
Mientras el mundo observa de cerca los movimientos de Moscú, el Oréshnik se erige como un símbolo de disuasión y poder estratégico. Rusia deja claro que, si no recurre a esta herramienta, es por su decisión consciente de evitar una escalada mayor en el conflicto actual.