Camila Luna / @Charkovsky3_0
Zamora, Michoacán.-Después de cuatro días de haberse dado a conocer la desmantelación del albergue La Gran Familia, bajo el mando de la señora Rosa del Carmen Verduzco Verduzco, finalmente las autoridades de la Procuraduría General de la República permitieron el acceso de medios de comunicación.
Desde las afueras del inmueble, el olor a putrefacción era notable, y en la acera, animales de granja formaban parte de la extensa población de La Gran Familia. En el interior de la Casa Hogar, decenas de madres continúan esperando ser llamadas para realizarse la prueba de ADN y comprobar su parentesco con el menor que reclaman.
En el segundo patio, los jóvenes de la Banda de vientos y a la Orquesta de “La Gran Familia” ofrecían una muestra de sus habilidades con los instrumentos, otros más, dormían en las literas y camastros de las habitaciones, mientras el resto, pasaba sus últimas horas en el albergue conviviendo con las amistades que ahí surgieron.
Frente a los montones de basura y desperdicios y en medio, algunos niños ven el panorama y dicen estar más contentos ahora que se ha ido Mamá Rosa, sin embargo, también reconocen que la mujer que ha despertado opiniones encontradas, fue de gran ayuda en sus vidas.
“…Golpes, bueno así más que nada vi cuando les pegaban, a mí me pegaban, me encerraban allá sin comer a veces, y me sacaban hasta que ella dijera que me sacaban… Ahora le diría a Mamá Rosa que pague lo que ha hecho” refiere un menor de 14 años que al lado de sus 9 hermanos espera ser canalizado a otro albergue; pero también afirma, que a Mamá Rosa se le tenía afecto.
“Sí le tenemos un poco de afecto porque por ella ahorita estamos aquí. Ahorita mis hermanos y yo estuviéramos allá afuera, no sé, muertos. Mucho o poco nos daba, se esforzaba por darnos un poco de comer, un poco de vestido y calzado y un poco de techo para tenernos a su lado, porque ella sola no puede vivir. Era como una casa, teníamos todo menos libertad” dice el menor mientras al lado, su hermana de 5 años llora.
Algunas de las jóvenes ingresaron siendo niñas, ahora, aunque sin cumplir la mayoría de edad, ya son madres y han formado su propia familia bajo el techo de La Gran Familia.
“Tengo 16 años, llegué hace cuatro años y aquí tuve a mi hija de seis meses y pues a bien o mal Mamá Rosita sí nos ha apoyado aunque sabemos que sí ha cometido muchas injusticias hacia nosotras pero estamos muy agradecidas con ella. Sí quería salir, para estudiar y para trabajar también para darle una nueva vida a mi niña, pero Mamá Rosa decía que no, que porque ya habíamos firmado un contrato hasta los 18 y tenía que esperarme”, narra la joven que asegura, un trabajador del albergue quien ahora se encuentra detenido es el padre de su hija.
En la habitación de Mamá Rosa, aún se observan algunos reconocimientos que recibiera por su labor como encargada del albergue y objetos personales que ahora han sido removidos. Cajas enteras de medicamentos caducados, artículos que enviaban los familiares y que afirman los habitantes, nunca fueron entregados, atiborran algunos de las rincones de la habitación que ocupara Rosa Verduzco.