El trastorno del deseo sexual hipoactivo o apatía sexual es un problema que afecta al 80% de las mujeres que solicita ayuda por insatisfacción sexual.
Para el doctor David Barrios Martínez, sexólogo clínico y psicoterapeuta de la Asociación Caleidoscopía, se trata de “una de las tres disfunciones de la vida erótica más comunes entre las mujeres mexicanas”.
Pero esto no es sólo una cuestión de mujeres. De acuerdo con algunos especialistas, el 20% de los hombres que registran una vida sexual activa en el mundo se ven afectados por este trastorno. En México se han encontrado cifras de hasta un 27%.
El trastorno del deseo sexual inhibido es una disfunción muy frecuente, que se caracteriza por una deficiencia o ausencia de fantasías sexuales y de deseo de mantener contactos íntimos.
Cabe destacar que esto no es una enfermedad, sino un conjunto de síntomas que se presentan con independencia de su causa y que se manifiestan de manera recurrente, persistente y causan malestar en quien los padece.
Síntomas
La falta de interés sexual es el principal síntoma; por lo general, una evaluación médica y los exámenes de laboratorio no revelarán una causa física; sin embargo, la testosterona es la hormona que origina el deseo sexual en los hombres.
Los niveles de testosterona se pueden verificar, especialmente en aquellos hombres que presentan deseo sexual inhibido.
Factores de riesgo
Para los especialistas, la mayoría de los casos tiene que ver con problemas de comunicación, falta de afecto, pugnas y conflictos de poder y la falta de tiempo para que la pareja pueda estar a solas.
Por otra parte, el deseo sexual inhibido también puede ocurrir en personas que han tenido una educación sexual muy estricta durante la infancia (lo que puede provocar una autonegación del derecho al placer), actitudes negativas hacia el sexo (relacionándolo a lo malo o pecaminoso) o a experiencias sexuales traumáticas (como violación, incesto o abuso sexual).
En ocasiones, algunas enfermedades como la diabetes mellitus, hipertensión arterial, bajos niveles hormonales o el uso de ciertos fármacos como tranquilizantes y antidepresivos, pueden contribuir a que se presente esta disfunción, en particular, cuando producen insomnio, fatiga, dolor o sensación general de malestar.
Las afecciones psicológicas, como la depresión y el estrés excesivo, también pueden disminuir el interés sexual. Asimismo, los cambios hormonales afectan la libido.
La apatía sexual puede estar asociada con otros problemas sexuales y, algunas veces, provocada por éstos, por ejemplo, la mujer que no es capaz de tener un orgasmo o que presenta dolor en las relaciones sexuales, suele perder interés en el sexo porque lo asocia con fracaso o no lo siente bien.
Recomendaciones para su tratamiento
Algunas parejas necesitarán trabajo de mejoramiento de la relación o terapia de pareja antes de centrarse en el incremento de la actividad sexual. Asimismo, que se les enseñe a resolver conflictos y diferencias en aquellas áreas no relacionadas con el sexo.
El entrenamiento en la comunicación ayuda a las parejas a aprender cómo hablar entre sí, mostrar comprensión, resolver las diferencias con sensibilidad y respeto por los sentimientos de cada uno, aprender cómo expresar la ira de manera constructiva y reservar el tiempo para las actividades juntos, al igual que mostrar afecto con el fin de estimular el deseo sexual.