El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy que se implementarán aranceles del 25% a todos los vehículos que no sean fabricados dentro del país, a partir del 3 de abril. Esta medida será “permanente”, según precisó el mandatario republicano, aunque también indicó que los aranceles futuros “recíprocos” serán “muy indulgentes”.
El nuevo régimen de aranceles tiene implicaciones directas sobre el costo de los automóviles, que podría aumentar considerablemente, afectando el poder adquisitivo de los consumidores y, potencialmente, provocando una caída en las ventas de vehículos nuevos. Además, expertos del Centro de Investigación Automotriz advirtieron que esta medida podría resultar en la pérdida de empleos en el sector, dado que la industria automotriz estadounidense depende en gran medida de las piezas importadas.
Con esta decisión, Trump continúa con su política de “Estados Unidos Primero”, buscando fortalecer la producción local y reducir el déficit comercial del país. Sin embargo, los críticos temen que los efectos colaterales, como el encarecimiento de los productos y la afectación a los trabajadores, puedan superar los beneficios anticipados.