En su toma de posesión como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump presentó una visión ambiciosa para el futuro del país, destacando la exploración espacial y una serie de propuestas que redefinen símbolos nacionales. Entre sus promesas más llamativas estuvo el compromiso de enviar astronautas estadounidenses a Marte.
“Perseguiremos nuestro destino manifiesto hacia las estrellas, lanzando astronautas estadounidenses para plantar la bandera de las barras y estrellas en el planeta Marte”, aseguró Trump, ante una audiencia en el Capitolio. La declaración refleja su ambición de colocar a EE. UU. a la vanguardia de la exploración espacial, un tema respaldado por los magnates del sector aeroespacial Elon Musk y Jeff Bezos, quienes estuvieron presentes en el evento.
Además de sus planes cósmicos, el presidente planteó cambios en la geografía simbólica del país, como la propuesta de renombrar el Golfo de México como “Golfo de Estados Unidos” y la restauración del nombre “Monte McKinley” para el pico más alto de América del Norte, anteriormente conocido como Denali.
Aunque Trump se presentó como un líder dispuesto a unir a la nación, su discurso combinó momentos de conciliación con retóricas que algunos interpretaron como divisivas, marcando así un comienzo de mandato marcado por la ambición y la controversia.