Redacción / @Michoacan3_0
Morelia, Michoacán.- Científicos de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo estudian una de las promesas para la medicina de regeneración: la ingeniería de tejidos óseos.
La investigación liderada por la doctora Ena Athenea Aguilar Reyes, del Instituto de Investigaciones Metalúrgicas, desarrolla una ruta procesamiento novedosa para la preparación de espumas de Bioglass con aplicaciones biomédicas.
Se trata de una composición especial de biovidrio que ha arrojado los primeros resultados positivos sobre la posibilidad de que, tras unos días de insertar dicho material en la cavidad del hueso, se fomente la generación de hidroxiapatita (el principal componente inorgánico del tejido óseo de los vertebrados) y, posteriormente, se disuelva el implante biológico.
A través de la combinación de tecnología de polvos y espumado de polímeros, la especialista en Ciencia de los Materiales, ha desarrollado una estructura porosa con una composición de 45% de óxido de silicio, 24.5% de óxido de calcio, 24.5% de óxido de sodio, y 6% de pentóxido de fosforo, la cual ha demostrado tener buenas propiedades mecánicas, similares a las del hueso esponjoso del ser humano.
“Los vidrios pueden ser manufacturados con arquitecturas específicas para obtener velocidades controladas de reabsorción y velocidades controladas de disolución de especies que promuevan la regeneración del tejido, creando de esta manera un tejido novedoso tridimensional construido de manera similar a los tejidos naturales”, explicó la investigadora nicolaita.
Mediante los estudios de bioactividad in vitro, donde el recubrimiento se planea sumergir en un solución fisiológica simulada con propiedades equivalents al plasma sanguíneo, la Dra. Aguilar comprobará su habilidad para formar hidroxiapatita.
“Al insertar la espuma de biovidrio en la solución se espera que en
un lapso de 4 semanas o 28 días el implante sea sustituido por el hueso; en donde los compuestos reaccionarán con el plasma sanguíneo y formarán la hidroxiapatita donde las células óseas podrán adherirse, diferenciarse y proliferar”.
Tras demostrar que el material es bioactivo y que es capaz de “engañar a las células de que es parte del hueso”, la profesora realizará pruebas in vitro con células para después hacer estudios en seres vivos.
Cabe destacar, que en México, una de cada 12 mujeres y uno de cada 20
hombres mayores de 50 sufre una fractura de cadera por osteoporosis; sin
embargo, se estima que debido al envejecimiento de la población, para el año 2050 el número anual de fracturas se duplicará.
Un rango de aplicaciones potenciales es posible para la reparación y
reconstrucción de tejidos óseos enfermos o dañados, como matrices para
materiales de implante o injertos, o como dispositivos para la liberación controlada de sustancias biológicas o farmaceúticas.
“Si las propiedades de biodegradabilidad y bioactividad se combinan en un
armazón optimizado para ingeniería de tejidos en huesos, entonces el diseño de los materiales compuestos ofrecen una oportunidad excepcional”, resaltó para concluir la Dra. Aguilar.