Rodrigo Caballero/ @RodCaballero
Morelia, Michoacán. Este año coincidió que la temporada que Arnulfo pasa en México era la misma de la venida del Papa Francisco a Michoacán, hace tres semanas estaba aún en Kansas entumido por el frío del país del norte.
“Es un frío muy fuerte el del invierno en el otro lado, así como andamos no lo aguantaríamos, la gente se entume nomás de salir a la tienda, tiene que andar con chamarra y suéter y doble pants debajo de los pantalones” cuenta Arnulfo como dando a entender porque en Morelia no tirita de frío.
Aunque no pagó nada por venir a ver al Papa Francisco, llegar hasta la esquina de la Avenida Morelos y la Avenida Madero en el corazón del Centro Histórico le costó alrededor de 4 mil 500 dólares en sobornos.
Apenas cruzó la frontera por el puente internacional de Nuevo Laredo, las autoridades aduanales le exigieron 500 dólares para dejarlo pasar con los regalos que traía para su familia.
100 metros adelante del paso aduanal se encuentra una estación de la Policía Federal donde tuvo que dejar otros 200 dólares para que le permitieran lo mismo y 100 metros adelante está un retén del Ejercito Mexicano que exige la misma cantidad por el mismo concepto.
Pero ahí no acaba la fila de sobornos, la Policía Federal le cobra por ir de Nuevo Laredo a Monterrey 600 dólares y, para asegurarse que cubrió la cuota, un oficial le da una clave que tiene que presentar cada vez que los policías lo detienen, “si no traes tu clave te vuelven a cobrar” explicó.
“Luego salen con sus folletos que ‘Bienvenido Paisano’, es pura mentira, lo único que buscan es que les paguemos mordidas porque ni siquiera vigilan las carreteras” aseguró resignado.
Esos obstáculos le quitaron 4 mil 500 dólares de su bolsillo antes de siquiera tocar tierras michoacanas porque Arnulfo es de Quiroga y vive en San Gerónimo, una población que está a la orilla del Lago de Pátzcuaro.
Arnulfo dice que ver al Papa Francisco en su estado natal es “como un sueño” porque nunca un pontífice ha pisado tierras michoacanas.
“Yo siento como cuando me fui a Estados Unidos, a mí se me hace que (los papas) no venían por la inseguridad ¿no? es que fuera de México nada más nos llegan noticias malas de Michoacán, mis primos ya no quieren venir porque nomás ven en la tele que todo está bien peligroso” apuntó Arnulfo.
Sin embargo, Arnulfo no tiene miedo de regresar a Quiroga a trabajar como carpintero por tres meses y volver ocho meses a Estados Unidos para hacer el mismo trabajo pero “mil veces mejor pagado”.
“Yo espero que el mensaje que nos traiga el Papa le llegue a la gente, a los jóvenes porque andan en muy malos pasos, se andan drogando, se meten a la delincuencia con los policías, me gustaría que entendieran lo que nos viene a decir” imaginó mientras esperaba a las 2 de la mañana la llegada del Sumo Pontífice.