Valentina Pérez /@vpbotero3_0
Son nueve meses de profundos cambios pero no de abstinencia: el sexo durante el embarazo no sólo es normal, sino que trae beneficios para madre, bebe y pareja, a menos de que esté contraindicado –por amenaza de aborto, placenta previa o sangrado- por un gineco-obstetra.
El cambio hormonal durante el embarazo repercute directamente en el apetito sexual. Normalmente, estudios científicos han demostrado que el segundo trimestre –de los tres a los seis meses de gestación- es cuando la madre tiene mayor deseo sexual porque: ya han pasado los primeros tres meses, que en algunas mujeres generan nauseas y sensibilidad en los senos.
La acumulación de sangre en la zona pélvica aumenta la sensibilidad de la mujer, la ayuda a alcanzar más fácil el orgasmo, aumenta la lubricación y en conjunto genera más deseo; otra ventaja del segundo trimestre es que la barriga aún no está tan grande.
El embarazo también produce en la mujer cambio físicos que pueden resultar atractivos y estimulantes para ambos como el crecimiento de los senos. El sexo en el embarazo se enfrenta muchas veces al tabú ¿Lo sentirá el bebé, será bueno para él?.
El doctor brasileño José Bento ha encontrado que las relaciones sexuales también resultan placenteras para el bebé, “después de que la madre tiene un orgasmo, se produce una inmensa liberación de endorfinas, que llegan por el cordón umbilical hasta el feto, dándole sensación de placer”.
Sumado a esto, las relaciones sexuales en el último trimestre y en la etapa final antes del parte; las contracciones vaginales producto del orgasmo facilitan el trabajo de parto y preparan al cuerpo para aliviar el dolor.
