El 40 por ciento de las personas que deciden abandonar su lugar de origen lo hacen por huir de la violencia en su país y debido a que son víctimas de abusos, engaños y amenazas, en tanto que más del 70 por ciento de los retornos voluntarios se registran por esas mismas causas, reporta el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) del Congreso federal.
En su último reporte en la materia dado a conocer el pasado 29 de julio, el Centro apunta que aunque las acciones de Estados Unidos se endurecieron, en cinco años el flujo migratorio se elevó a más del doble.
Por lo que toca a la migración de personas de origen centroamericano, en condición de retorno voluntario se apunta que el 75% por búsqueda de mejores condiciones de vida, 8% debido a la violencia e inseguridad y 3% a razones de reunificación familiar.
“El tránsito de migrantes por territorio mexicano no se limita a personas provenientes de Centroamérica, sino que, en los últimos años, los flujos de migrantes cubanos han adoptado estas mismas rutas de tránsito. Para abril de 2019, mil migrantes cubanos ilegales arribaron a Ciudad Juárez, Chihuahua; otros mil se integraron a la caravana de migrantes provenientes de Centroamérica, la mayoría con la solicitud de asilo para ingresar Estados Unidos”.
Se agrega además que durante los últimos 10 años las tendencias del flujo de remesas se han incrementado y con esto la influencia cultural que motiva a otras personas a emigrar en busca de un mejor nivel de vida.
El CESOP refiere que organizaciones defensoras de migrantes en Sonora reconocen que el tráfico de migrantes ya es un “negocio” controlado por los grupos dedicados al narcotráfico, quienes deciden si cobran en dólares o con el trabajo de “mulas o burreros” a los centroamericanos y mexicanos que buscan llegar a Tucson. El investigador de la Universidad Iberoamericana.
Citando a dichas organizaciones defensoras de migrantes, apunta que los cárteles de la droga son quienes ya controlan el tráfico de migrantes en México, pues al ser dueños de los caminos “más eficientes para cruzar a Estados Unidos, decretaron un cobro de dos mil dólares por cada migrante que los polleros pasaran por sus territorios.
“Hacer un viaje con guía desde Centroamérica salía 300 por ciento más caro. Las familias que deciden arriesgar su vida de esta manera invierten en el pago de un pollero entre cinco y quince mil dólares por cada integrante que abandona el hogar”.
