Gloria Illescas /@Gloria3_0
(1 de marzo, 2014).- Uno de los fenómenos recientes que se ha dado en los últimos años a raíz de la lucha en pro de los derechos humanos consiste en algo curiosamente llamado discriminación positiva, esta se basa en el empleo de actitudes o acciones preferenciales hacia personas o grupos históricamente excluidos, minoritarios o étnicos, tiene como finalidad compensar y llegar a suprimir las actitudes producto de la discriminación.
En el ámbito de sexualidad y género pueden encontrarse varios ejemplos de discriminación positiva o también denominada acción afirmativa, algunas de estas acciones resultan favorables hasta cierto punto considerando el contexto, en cambio otras pueden llegar a despertar ciertas suspicacias.
Por citar algunos ejemplos: la separación de hombres y mujeres en el transporte público, la cual se considera como una medida a apropiada tomando en cuenta que se da dentro de un contexto donde la situación de seguridad e índices violencia lo ameritan; otras medidas en cambio como las propuestas de crear los llamados “taxis rosas” han fracasado dentro de contextos similares, no solo debido a fallas administrativas como podría pensarse, sino a que la medida en sí se limita exclusivamente a ejercer esta discriminación positiva, funcionando como una suerte de paliativo sin realmente ofrecer una solución a la problemática.