Záyin Dáleth Villavicencio / @ZayinDaleth3_0
Morelia, Michoacán.- Aunque en sentido estricto son zoofilia, las relaciones sexuales con burras constituyen una práctica común de iniciación sexual desde los diez años para los hombres en la región de Tierra Caliente, situada entre Michoacán y Guerrero.
“En esta región de Tierra Caliente no hay cabrón que no sea burrero, porque eso es una cosa de la naturaleza y todos lo hacemos en realidad”, advierte uno los campesinos que dieron su testimonio a REVOLUCIÓN TRESPUNTOCERO.
En Tierra Caliente hay un habla sobre los burreros, un habla colectiva a través de la palabra de la gente mayor, los iniciados; quienes traen al presente sus memorias y argumentan que los primeros amores nunca se olvidan.
“Burreros”, es como se conoce a los jóvenes que al alcanzar la pubertad se acercan a esta práctica sexual que inicia desde los 10 años y continúa durante la adolescencia. A decir de los hombres que atravesaron por esta experiencia, la mayoría la abandona durante la edad adulta.
“Cuando uno es joven no hay más a qué echarle que a las burras. No está bien pero mal tampoco, porque es el primer paso que uno da cuando empieza a levantar la vista”.
Y pese a que su comportamiento sexual podría ser catalogado como bestialismo –la parafilia que consiste en la atracción sexual de un humano hacia un animal de distinta especie–, para los hombres de la región las relaciones sexuales con burras o incluso con burros constituyen una práctica natural.
“Cuando uno es joven no hay más a qué echarle que a las burras. No está bien pero mal tampoco, porque es el primer paso que uno da cuando empieza a levantar la vista”, aseguran los hombres de las zonas rurales.
Sostener relaciones sexuales con burras, en Tierra Caliente, no es sólo una historia sino una práctica viva. Quienes comparten la experiencia, aseguran que es parte del conocimiento de la naturaleza, de lo masculino y femenino; es la iniciación sexual y una de las primeras cosas que vive el hombre.
Hoy los tierracalenteños que ejercen está práctica son quienes mantienen viva esta iniciación sexual tradicional llamándose a sí mismos burreros.
Para dejar constancia de la “burrería” que se practica en Tierra Caliente, el joven cineasta Geovanni Ocampo Villanueva impulsa desde 2008 su proyecto documental Los primeros amores nunca se olvidan. Geovanni sostiene que la idea de su documental es descorrer los velos que rodean este mito rural que tiene lugar en las comunidades aledañas a Huetamo.
El documentalista michoacano busca recaudar fondos para rodar la película a través del proyecto www.cooperativadecine.org. Requiere un fondo aproximado de 1 millón 300 mil pesos.
