Rodrigo Caballero/ @RodCaballero
Morelia, Michoacán.-El último ataque dentro de las comunidades indígenas de Aquila es la tercera masacre por parte de Fuerzas Federales en el Estado de Michoacán en lo que va del 2015.
La tarde del domingo 19 de julio, una compañía del Ejército Mexicano disparó en contra de habitantes nahuas de la costa michoacana mientras realizaban un bloqueo para protestar por la detención de Semeí Verdía Zepeda.
De acuerdo con versiones de los habitantes de Aquila, los soldados dispararon en contra de los manifestantes e inclusive balearon las construcciones cercanas a la carretera resultando al menos cuatro personas heridas y un niño de 12 años muerto.
Los testigos relataron a Michoacán TresPuntoCero que las paredes de las construcciones –al ser de madera y palma- no detuvieron los disparos por lo que las balas alcanzaron a Hidilberto Reyes García quien murió minutos después de recibir un disparo en la cabeza en la clínica de la localidad.
Después del ataque, los heridos fueron trasladados a la clínica de Maruata y una niña de seis años –quien recibió un disparo en el estómago- fue llevada a la ciudad de Colima.
Ejército Mexicano sí disparó
En conferencia de prensa conjunta, los representantes del Grupo de Coordinación Michoacán aseguraron que el Ejército Mexicano disparó al aire como parte de su “protocolo de acción” pero no en contra de la población civil.
El general Felipe Gurrola Martínez, coordinador de Fuerzas Federales en Michoacán, declaró que fueron “civiles armados” quienes abrieron fuego en contra de los militares desatando los hechos violentos en el municipio de Aquila.
Los encargados de la seguridad coincidieron que estos “civiles armados” fueron los responsables del niño de 12 años asesinado y las cuatro personas heridas cerca del puente de Ixtapilla en las comunidades indígenas de la costa michoacana.
A pregunta expresa, Felipe Gurrola aclaró que los soldados “hicieron disparos de disuasión” pero no tenían la intención de herir o combatir a los civiles que –según su informe- habrían empezado el tiroteo.
El general también aseguró que los manifestantes “echaron por delante” a los niños y a las mujeres cosa que “hizo imposible” que el personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) pudiera atrapar a los supuestos responsables del ataque.
La narración de los hechos ocurridos la tarde de éste domingo corrió a cargo del secretario de Seguridad Pública, Víctor Manuel Magaña García, quien aclaró que las patrullas del Ejército Mexicano quedaron atrapadas entre dos bloqueos por lo que enviaron a personal antimotines para dispersar a la población.
El secretario de Seguridad Pública (SSP) destacó que los policías antimotines no utilizaron armas de fuego durante el desalojo de los manifestantes.
Los mandos del Grupo de Coordinación aseguran que los manifestantes “estaban armados con palos, piedras, machetes y gas lacrimógeno” pero no tenían armas de fuego a la vista por lo que en un altercado con los militares uno de éstos resultó herido y algunas patrullas fueron dañadas. Sin embargo, nunca se dio la orden de abrir fuego en contra de ellos.
Durante la rueda de prensa –que inició dos horas tarde- los mandos mostraron dos videos de aproximadamente 30 segundos cada uno. En el primero se muestra al personal de Ejército Mexicano y elementos antimotines recibiendo pedradas y en el segundo se ven cómo bajan de las patrullas cuando supuestamente comienzan a recibir disparos.
No obstante, los audiovisuales se cortan antes que los soldados se coloquen en posición o hagan alguna maniobra por lo que no es posible saber si éstos contestaron el fuego directamente o al aire como declaran los mandos michoacanos.
“Enfrentamientos” y “fuego cruzado”
Michoacán continúa siendo uno de los Estados más violentos a nivel nacional, según estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) durante los primeros cinco meses de 2015 se han registrado 261 homicidios dolosos. Esto, a pesar de que los asesinatos se han reducido en comparación al 2014.
En lo que va del año se han reportado tres supuestos enfrentamientos de gran magnitud en el Bajío, la Costa y la Tierra Caliente de Michoacán.
Los combates fueron encabezados por fuerzas del orden público –tanto federales como estatales- así como autodefensas y miembros de los Caballeros Templarios y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Tan sólo en estos tres eventos murieron 75 personas entre ellas cinco elementos policiacos.
El primero de los “enfrentamientos” se dio la madrugada del 6 de enero de 2015, cuando un convoy de policías federales tomó por asalto el palacio municipal de la ciudad de Apatzingán para desalojar a un grupo de manifestantes.
Según testimonios de 39 personas difundidos por el semanario Proceso, los federales abatieron a por lo menos 16 personas que se encontraban desarmadas rematando a quienes cayeron heridos durante los sucesos del Día de Reyes.
Sin embargo, el ex-comisionado Alfredo Castillo nunca reconoció esta cifra y aseguró que solamente nueve personas fallecieron producto del “fuego cruzado” entre los propios manifestantes.
Este suceso provocó la salida del comisionado de la entidad bajo total impunidad, ya que las investigaciones de la masacre no arrojaron culpables; luego que 43 personas fueran detenidas y liberadas por falta de pruebas en su contra.
Para el 22 de mayo, ya con Felipe Gurrola a la cabeza de las Fuerzas Federales, otro supuesto enfrentamiento dejó 43 muertos en las inmediaciones del Rancho “El Sol” en el municipio de Ecuandureo.
El “enfrentamiento” se dio tras una presunta emboscada en contra de la Policía Federal por parte de miembros del CJNG dejando como saldo un policía federal y 42 civiles muertos.
Durante las primeras investigaciones, las fotografías del rancho mostraban a miembros de la Policía Federal deambulando entre los cuerpos de los supuestos criminales sin respetar la preservación de la escena y la cadena de mando que se les exige en éstos casos. Sin embargo, este “enfrentamiento” también recibió un carpetazo final y nadie fue culpado por los sucesos.
Tres días después fue emboscado el comandante de la Fuerza rural en la Costa Michoacana, Semeí Verdía Zepeda, el último líder del movimiento capturado la mañana de este domingo por María Imilse Arrué Hernández presunta coordinadora de los rurales y mano derecha del ex–comisionado Alfredo Castillo.
En aquel entonces, los grupos de autodefensa implementaron un operativo en la región de la sierra-costa para cazar a los responsables del ataque de Semeí, situación que derivó en una serie de enfrentamientos que culminó con la muerte de seis personas; entre ellos un policía rural y un autodefensa.
Tan sólo en mayo de 2015 murieron 60 personas debido a los constantes hechos violentos registrados en Michoacán.
Quieren convertir a Aquila en un desierto
Tras el ataque del Ejército Mexicano, decenas de inconformes se dieron cita frente al Palacio de Gobierno de la capital de Estado para protestar en contra de las acciones de los militares.
Los ciudadanos se mostraron hartos de la situación y se unieron en la exigencia que el personal de la Sedena regrese a los cuarteles. “Su función no es la de andar en las comunidades o en los pueblos, tiene que volver a los cuarteles no es una exigencia es su función” declaró Ismael Acosta García.
A mitad de la manifestación, uno de los inconformes se comunicó con Rafael Martínez Gómez quien se ha involucrado en la creación de consejos ciudadanos y policías comunitarias en la Región Sierra-Costa de Michoacán.
Rafael Martínez se solidarizó con los manifestantes y consideró brutal el actuar del Ejército Mexicano tras el asesinato de Hidilberto mientras “iba a comprar pañales” como aseguraron sus padres.
En el trasfondo del ataque, aseguró Martínez Gómez, está la intención de allanar el camino para explotar las minas y los recursos naturales del municipio costero. “Quieren transformar a Aquila en un desierto, eso es lo que quería decir, quieren acabar con su población organizada y saquear sin dejar nada atrás” relató antes de colgar la llamada.