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(5 de abril, 2014).- Los últimos registros enviados desde las lunas de Saturno por Cassini –una sonda de la NASA, la ESA y la Agencia Espacial Italiana– muestran que una de las más pequeñas, Encélado, alberga un océano de agua líquida situado entre 30 y 40 kilómetros bajo la superficie del satélite.
Un equipo de científicos de EE UU e Italia, liderado por el investigador Luciano Iess desde la Universidad de Roma La Sapienza, ha usado las medidas tomadas por el radar Doppler de Cassini durante tres sobrevuelos de reconocimiento que han llevado a la sonda espacial a unos 100 kilómetros de la superficie de la luna.
De esta forma se ha podido determinar el campo de gravedad de Encélado y observar la notable asimetría que existe entre sus hemisferios norte y sur. En base a los análisis, el equipo sugiere que la región polar de la luna no tiene suficiente masa en su superficie para explicar el campo de gravedad del hemisferio, por lo que algo debe haber debajo que lo compense.
La presencia de un océano bajo la superficie se deduce de una anomalía gravitatoria en el polo sur
“Los datos muestran una anomalía gravitatoria negativa en el polo sur, que sin embargo no es tan grande como se esperaba según la profunda depresión detectada por la cámara de a bordo”, explica Iess. “Por lo tanto, la conclusión es que debe haber un material más denso abajo que compense la pérdida de masa: agua líquida, aproximadamente un 7% más densa que el hielo”.
La comparación de las mediciones gravitatorias con la topografía del satélite ha permitido a los investigadores estimar la distribución de la reserva de agua. De hecho proponen que existe un océano subterráneo a unos 50 grados de latitud sur en el hemisferio meridional.
La presencia de esta masa de agua subterránea ayuda a explicar mejor los jets o chorros de vapor que se observan desde 2005. Estas emisiones ricas en agua y minerales fluyen y se elevan desde unas distintivas fracturas del polo sur conocidas como ‘rayas de tigre’.
Iess destaca la gran precisión de las medidas tomadas por la sonda Cassini para obtener toda la nueva información, además de la labor de la red de espacio profundo de la NASA en la Tierra. Una de sus antenas está en Robledo de Chavela, en Madrid.