Rodrigo Caballero / @RodCaballero
Morelia, Michoacán.-El operativo policiaco comenzó por la noche del viernes, varias patrullas con policías armados encabezaron el avance. Aproximadamente a las 2:00 de la mañana del sábado 9 de marzo de 2013, los oficiales encapuchados, miembros de la extinta Policía Municipal, llegaron a la Colonia Manantiales de la capital michoacana.
Dos camionetas de la corporación bloquearon el acceso principal de la colonia, la calle Manantial Mintzita, y abrieron el camino para que un trascabo, un camión y otras patrullas entraran al asentamiento. Cuando estuvieron en posición comenzaron a retirar las piedras que los vecinos habían puesto para protegerse de la delincuencia.
El vecino incómodo
A decir de los vecinos, la Colonia Manantiales de Morelia era una zona muy tranquila en sus inicios, tenía una entrada y una salida y quedaba alejada del bullicio del Centro Histórico. La colonia era semi-residencial con terrenos de buen tamaño y la constructora había dejado una extensa área de donación en la que se había colocado un parque “donde los niños podían jugar sin ningún problema” asegura una vecina.
No obstante, el ambiente paradisiaco del que hablan es casi inimaginable; hoy en día, la extensa zona de donación está conformada por las oficinas del Ayuntamiento, su estacionamiento oficial y la planta de asfalto de la Secretaría de Obras Públicas de la ciudad.
El arquitecto José Padilla, presidente de la asociación Vecinos Unidos por Manantiales A.C. nombra al Ayuntamiento como el “vecino incómodo” ya que cuando las oficinas de gobierno llegaron a la colonia, ésta “se volvió un caos”. La incomodidad de los vecinos tenía que ver, en un inicio, con el ruido, el tráfico, la basura y el hecho que quienes trabajaban en las oficinas o acudían a realizar trámites se estacionaban en las entradas de las casas.
El verdadero problema inició cuando comenzaron los robos, “cuando llegaron las oficias empezamos a oír que robos y asaltos, eso no pasaba antes” asegura otro vecino. Dentro de la colonia se registró un incremento de asaltos, robo a casa habitación y robo de autos y autopartes. El mismo José Padilla afirma que han entrado cuatro veces a robar en su casa.
En 2013, los vecinos crearon la asociación Vecinos Unidos por Manantiales y tomaron la decisión de cerrar las calles para ponerle un alto a la delincuencia. “Con sólo poner piedras bajó la delincuencia y sí, luego, luego el Ayuntamiento nos dijo: ‘eso [cerrar la calle] no se puede hacer’ pero vimos que funcionaba” señala Padilla y remata diciendo “si el gobierno no puede cuidarme, déjame cuidarme solo”. Pero el problema se agravó y según Padilla “no pasaron ni quince días, ni diez días y vinieron a quitarlas”.
El operativo
El trascabo que trajo la policía no sólo quitó las piedras, además destruyó las bases de una caseta de vigilancia que estaba en construcción y se llevó los materiales, el ruido despertó a los vecinos y cuando unas señoras le reclamaron a los uniformados ellos las amenazaron y les apuntaron con sus armas.
Otros testigos narran que ningún uniformado les dijo porque se llevaban las piedras, “no nos dijeron nada, ni nos decían sus nombres, lo único que nos dijeron era que venían ‘de parte del presidente municipal”. Al siguiente lunes, el presidente municipal, Wilfrido Lázaro Medina, inició el proceso judicial en contra de los vecinos por el delito de “obstrucción de las vías públicas”.
Tras un año de litigios, los vecinos de Manantiales hablan del suceso como si fuera historia antigua, a pesar de las advertencias cerraron las calles con rejas y montaron vigilancia por tres meses para evitar que se las tumbaran; con el paso del tiempo cesaron los citatorios, las demandas y el hostigamiento por parte de los empleados del Ayuntamiento; pero sobre todo cesó la delincuencia, bajaron los robos y los asaltos a mano armada en una colonia donde incluso había casas de seguridad.
Libertad enjaulada
La colonia Manantiales de Morelia no es la única ni la primera que toma medidas en contra de la delincuencia, ellos tomaron el ejemplo de la colonia Libertad, ubicada justo frente a las instalaciones de la Secretaría de Educación Pública en Michoacán. Las colonias compartían muchos problemas: la cercanía con oficinas públicas, el tráfico y el incremento de la delincuencia.
Los colonos aseguran que preferían no salir por la noche e incluso se alejaban del pequeño parque que tienen porque los delincuentes lo usaban para drogarse y los estudiantes “como motel”. Las medidas que los habitantes de la colonia tomaron fueron las mismas: crearon una asociación civil llamada Surgidores Activistas del Fraccionamiento Libertad, enrejaron sus calles y contrataron seguridad privada.
Para poder entrar a colonias como Libertad y Manantiales, al no ser vecino, hay que dejar una identificación oficial y señalar a qué lugar vas a ir y el motivo de tu visita, son medidas extremas que han tomado en un Estado como Michoacán donde hasta el mes de septiembre de 2014 se han cometido 761 homicidios dolosos convirtiéndonos en el tercer Estado más violento por debajo del Estado de México y Guerrero. Ya adentro, el ambiente se transforma del caos citadino a un apacible paseo entre calles vacías.
Es fácil comprender porque los vecinos prefieren tomar medidas tan drásticas que seguir soportando a la delincuencia, sin embargo tiene un costo: tuvieron que pelear legalmente contra el Ayuntamiento, se organizaron dejando sus diferencias a un lado y pagan entre 20 y 50 mil pesos al mes por la vigilancia. “Es el precio que tenemos que pagar por vivir en una jaula de oro” asegura una vecina que prefirió permanecer anónima.
Predicar con el ejemplo
Los vecinos del fraccionamiento Libertad generaron tanta ámpula que ahora cada vez más colonias se unen a las mismas medidas, las asociaciones civiles compuestas por juntas vecinales han proliferado en el último año por diversas razones, por ejemplo, el pasado jueves 30 de octubre colonos de Villa Universidad se manifestaron en la sesión del cabildo en protesta por la construcción de una gasolinera cerca de una zona habitacional.
La abogada Irene Pérez Ruiz, de la asociación civil Surgidores Activistas del Fraccionamiento Libertad, fue una de las encargadas de llevar su caso ante el Ayuntamiento y se ha dedicado de correr la voz entre los fraccionamientos que quieren cerrar sus calles para combatir la delincuencia. Las colonias que han creado asociaciones no lo han hecho como una medida profiláctica, todas han tenido problemas serios de seguridad y una escasa, si no nula, respuesta por parte de las autoridades.
-Llamábamos a la policía y nunca llegaban, recuerda Irene, entonces dijimos si no nos van a ayudar que nos dejen arreglárnoslas solos.
-¿Cambió la situación con la llegada de la Fuerza Ciudadana?
-No, todo sigue igual… sólo que ahora nosotros nos protegemos solitos.
Irene termina la entrevista diciendo: “Cuando la sociedad se dé cuenta de la fuerza que tiene entonces vamos a cambiar las cosas”.